Opinión

Poca broma con Ansu Fati

Ansu Fati es uno de los nombres propios de los últimos días por una posible salida

Ansu Fati es uno de los nombres propios de los últimos días por una posible salida / Valentí Enrich

El mundo del fútbol genera ídolos a la misma velocidad que los destruye. Lo que no hace ni cuatro años fue una irrupción tan meteórica como histórica ha pasado a ser vista por algunos como una ensoñación del pasado. El caso de Ansu Fati es complejo, de aquellos que cuesta desentrañar el hilo de lo que está pasando.

Nadie tuvo la culpa de la lesión de quien debía ser, y así se llegó a decir, el sucesor de Leo Messi. Incluso se le dio la responsabilidad de lucir el ‘10’ en su camiseta, una decisión que, vista con la perspectiva que otorga el tiempo, quizás ha podido pesar más que sumar.

Ni siquiera Mandi, quien le lesionó del menisco un ya aciago 7 de noviembre de 2020. Pero sí han pasado muchas cosas extrañas desde entonces, empezando por el rosario de operaciones, recaídas y lo mucho que le ha costado al futbolista volver a recuperar sensaciones. Un dato: de los últimos 12 partidos oficiales, solo ha sido titular en dos. Tampoco lo fue en la gira norteamericana ni en el Trofeu Joan Gamper, siempre saliendo desde el banquillo. Y aun así, Ansu ha logrado ser protagonista: marcó el ‘gol partita’ ante el Milan y contribuyó, con otra diana, a la goleada con remontada frente al Tottenham (4-2) en Montjuïc.

Los que hemos interpretado los ‘brotes verdes’ con esperanza y todavía pensamos que el canterano puede dar muchos años de gloria con la azulgrana asistimos atónitos, y por qué no decirlo, con la mosca detrás de la oreja, a los movimientos que se están encadenando los últimos días.

Que si Mendes, que si el “veremos...” de Xavi el pasado 8 de agosto tras el Gamper, que si no hay traspaso, sí podría irse como cedido, que si ha sido el propio delantero quien ha pedido salir... ¡Hasta se ha metido al Real Madrid por en medio! Por aquí ya no se puede pasar, el dolor sería demasiado grande y el propio técnico del Barça quiso zanjar el debate preguntando si se trataba de una broma para añadir que Ansu “es patrimonio del Barça”.

La solución, aparentemente, es fácil, y más ahora que se le intuye veloz en sus acciones y determinante de cara a puerta: que juegue más. Que Xavi le dé muchos minutos y que el jugador, claro, los aproveche y demuestre que no hay rastro de las lesiones, ni a nivel físico ni emocional. Así seguro que se disipará el ambiente enrarecido que tiene a más de un seguidor con el corazón en un puño. 

Ya no está Dembélé, no hay de momento sustituto, pero le ha surgido, con la misma fuerza que en su día la del propio Ansu, competencia en otro talento de La Masia. Lamine Yamal es quien disfruta ahora de todos los parabienes. Que aproveche, que nunca se sabe cuánto puede durar...