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El vestuario del Barça, tenso y exhausto mentalmente: "Que acabe esto ya..."

A la plantilla le está costando mantener los niveles de motivación en estas últimas semanas de curso

El grupo sabe que debe apretar los dientes para acabar segundo pero el ambiente interno no es el idóneo

El Barça sigue preparando el partido ante la Real Sociedad

El Barça sigue preparando el partido ante la Real Sociedad / EFE

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

No están siendo días fáciles para los jugadores del Barça. Los principales objetivos de la temporada han volado y ahora solo queda intentar terminar por delante del Girona en Liga y garantizar la disputa de la próxima Supercopa de España. Triste y fatigado mentalmente, el grupo asume que ni el subcampeonato cambiaría la sensación de fiasco. Aunque admiten que la obligación es darlo todo hasta el final, no ocultan las dificultades para encontrar motivación. "Que acabe esto ya...", deslizan desde la plantilla.

Es lógico y entendible que a jugadores acostumbrados a pelear por grandes aspiraciones les cueste 'enchufarse' en estas últimas jornadas. Son profesionales y es lo que hay, sí, pero para nadie es sencillo mantenerse concentrado en un examen cuando este ya está suspendido -la plantilla sabe que ni ganando los últimos cuatro partidos cambiará la valoración del curso-.

Por otro lado, el entorno está ya centrado en la próxima temporada. Ha habido mucho ruido en los últimos días y siempre enfocado hacia el siguiente curso, empezando por la mediática cumbre en casa de Joan Laporta en la que se decidió que Xavi cumpliría su contrato. Los jugadores intuían que eso sucedería, pero se enteraron por la prensa de la continuidad del egarense. Desde ese día solo se habla de altas y bajas y la necesidad del club de hacer caja provoca que casi toda la plantilla sea objeto de especulaciones. Por más que un jugador intente no leer nada, es imposible abstraerse completamente de los rumores. Y menos en Barcelona. Algunos se sienten señalados cada vez que hay una derrota, otros no juegan tanto como desearían y otros intuyen que la entidad les empuja a salir. Son pocos los que viven una plácida situación.

Lo individual eclipsa el sentimiento colectivo

Es ley del fútbol: cuando los resultados no acompañan, lo negativo se magnifica y el sentimiento colectivo pierde peso mientras lo ganan las situaciones individuales. Esa segunda es la realidad de hoy en el vestuario azulgrana, donde más allá de algunos jóvenes cuesta encontrar rostros de felicidad. Fuentes internas explican que a nivel de ambiente se vive el peor momento del curso. Y no se refieren solo a jugadores.

La mejora de los resultados a partir de febrero multiplicó los niveles de ilusión. La Champions ejercía de zanahoria para remar hacia una sola dirección. Pero tras la semana trágica de PSG y Real Madrid, acompañada por el incidente entre Gündogan y Araujo, todo saltó por los aires. No es que haya mal ambiente, explican. Sencillamente, no hay ambiente de unión. Sí hay más grupitos -siempre los ha habido y eso sucede en todos los vestuarios pero se han acentuado en las últimas semanas-.

Episodios de tensión

Prueba de que hay cierta tensión es que recientemente se ha producido algún que otro roce en caliente que ha tenido que ser mitigado, ya en frío, por Xavi Hernández. Para algunos, "cosas del día a día". Para otros, el reflejo de que hay un estado de nerviosismo generalizado. Esto último quedó comprobado viendo el malestar de Joan Laporta y la cúpula directiva en el palco de Montilivi. Por cierto, tras ese envite también hubo malas caras en el vestuario, pues desde el cuerpo técnico trasladaron su malestar con la aportación de ciertos jugadores en la última media hora de juego.

La cita del lunes ante la Real Sociedad puede ser terapéutica. Una victoria permitiría recuperar la segunda plaza y calmar las aguas. Otro tropiezo, en cambio, multiplicaría los niveles de presión en todos los estamentos del club.