Lucas Vázquez se vistió de Sergio Ramos

El Real Madrid se presentó en Mendizorroza sabiendo que el Girona había empatado, pero dio la sensación de que le daba igual. Jugó un partido aburrido, soso, somnífero, casi depresivo, ante un rival que le puso ganas y poco más porque le cuesta un mundo crear peligro. Y, pese a ello, generó más que su rival. No fue difícil. Vitoria durmió como un bebé durante noventa minutos y despertó con el gol de Lucas a la salida de un córner. Vázquez, al que perdonaron la roja ante el Villarreal, jugó un partido en el que debía estar sancionado.

Los vitorianos miraron a la cara nada más arrancar el partido a su rival para decirles que, si querían los tres puntos, el partido jugado días atrás ante el Villarreal en el Bernabéu no sería suficiente. Nervio, carácter, intensidad y ritmo fueron los cuatro ingredientes que puso encima del tapete el Alavés para igualar el talento superior de los blancos. Por eso la primera ocasión la tuvo Fede Valverde y llegó en una contra: el uruguayo probó forzado a Sivera.

La respuesta llegó con una combinación entre Abde y Guridi por la izquierda que acabó en un centro atrás que recogió Rioja con un disparo defectuoso, al cuerpo de Nacho. Inocencia pura. El Real Madrid no jugaba a nada y le costaba enlazar tres pases seguidos en zonas peligrosas.

Omorodion lucía físico ante Nacho y Rüdiger y Abbde Rebbach retaba una y otra vez a Lucas Vázquez. Los de Ancelotti estaban incómodos hasta el punto de protestar hasta los saques de banda. Fede Valverde, desde lejos, buscó resetear a sus compañeros con un disparo lejano que rechazó Sivera sin problemas. No le hicieron caso. Seguían con sus aspavientos a cada decisión de Díaz de Mera, que se cansó tras señalar una falta de Belilngham sobre Guridi que el inglés, adaptadísimo a su nuevo club, protestó. El Real Madrid, en el primer tiempo, protestó mucho más de lo que jugó. ¡Qué tostonazo!

Nacho deja al Madrid con diez

La segunda mitad amaneció de la misma manera en la que se fue a dormir la primera, pero sin Modric. Y, a los 52 minutos, llegó la tradicional agresión navideña, parecida a las de Lucas Vázquez sobre Baena, pero con resultado distinto. Nacho pisó violentamente el talón de Omorodion y Díaz de Mera le mostró la amarilla. Sánchez Martínez, desde el VAR, convirtió el amarillo en rojo. En ocasiones, se hace justicia. Nacho agachó la cabeza.

A partir de ahí, al Alavés le entró miedo y fue el Madrid quien parecía jugar con uno más. Los vitorianos no llegaban o llegaban a trompicones. Rodrygo, a lo Rambo, lo intentó por la zurda y disparó con peligro. Pasaban pocas cosas y ninguna de ellas interesante. Un auténtico tostón. Bellingham vio la amarilla por una entrada impotente a Tenaglia. Y fue entonces cuando llegó el descuento y apareció Lucas Vázquez, disfrazado de Sergio Ramos, para, a la salida de un córner, ganar el partido. El lateral derecho, que mereció ver la roja ante el Villarreal, jugó un partido en el que debería estar sancionado. La leche toda la vida ha sido blanca.