Opinión

Al César lo que es del César

Jonatan Giráldez celebra la clasificación para la final de la Champions

Jonatan Giráldez celebra la clasificación para la final de la Champions / FCB

A pesar de que se mostró especialmente tranquilo durante toda la semana, Jonatan Giráldez se quedó muy a gusto después de remontar las semifinales de la Champions en Stamford Bridge y lograr un billete para la gran final de San Mamés. Su última -aunque nunca digas nunca- gran final con el Barça.

Lo llevaba todo por dentro, porque lo que necesitaba el equipo era que su entrenador aportase esa "neutralidad", palabra del vigués, que se requiere en estos momentos. Ese 'termómetro emocional' del que siempre habla, también cuando hay un exceso de euforia y sobreexcitación que cabe rebajar. Celebró con toda su fuerza -como celebra cada gol en cada entrenamiento- y con todos los miembros del 'staff' el pase a la final.

Se acordaba, Giráldez, de su pareja, Olaia, y de su hijo, Cíes, que pronto cumplirá un año. Celebraron la hazaña en Sant Cugat, donde reside la familia desde hace unos años. Y, también, de la presión mediática -y popular- a la que está sometido "por ser entrenador del Barça". De todos y todas los que le castigaron tras la derrota -un mal partido- en la ida en Montjuïc. "En las buenas y en las malas, es fácil subirse ahora al carro... [...] A veces, las valoraciones que nos hacen no son justas. Se mira el resultado. No el juego ni el cómo ha ido el partido".

No conozco entrenador en el fútbol femenino -porque no hay equipo que tenga la exposición y la visibilidad que tiene el Barça- que haya tenido o tenga más presión que el vigués. Lleva esta mochila pesada desde que asumió el cargo en verano de 2021, hace ya casi tres años. Era muy complicado igualar o superar lo logrado la temporada anterior. Y a la mínima era comparado con Lluís Cortés. Y lo ha hecho con creces.

De hecho, estas comparaciones siguen vivas a día de hoy. Es algo a lo que se suele recurrir después de un mal resultado. Como el otro día. Cito textualmente uno de los varios comentarios que leí: "Se ha cargado a un equipo campeón que construyó Cortés". Algunos se olvidan de que Jonatan formaba parte de ese cuerpo técnico. ¿Qué más tiene que hacer?

Más allá de esto, se le criticó por anunciar en diciembre que no renovaría y que se iba a Estados Unidos. Se dijo que estaba "con la cabeza en Washington y no en Barcelona" estos últimos meses solo por perder un partido -por la mínima- contra el Chelsea, que luego acabó remontando en el global de la eliminatoria.

El entrenador es siempre el blanco fácil cuando las cosas van mal, y pocos se acuerdan de él cuando van bien. De Jonatan podemos destacar muchas cosas en lo estrictamente futbolístico, como que el Barça es mejor cada año -y esto no es nada fácil-. Pero hoy quiero poner en valor la elegancia que tuvo tras el partido de ida, en su discurso sobre el arbitraje y con el juego del Chelsea de Emma Hayes. Esto se tiene o no se tiene. Y también su capacidad mental para gestionar todo lo que está viviendo. Lo bueno y lo malo.

Tres temporadas al mando del equipo y tres finales de la Champions. Casi nada. Por mucho menos hemos considerado a algunos o algunas los mejores entrenadores de la época. Y Giráldez es el mejor que ha tenido el Barça hasta ahora y también el fútbol femenino en los últimos años. Este éxito es de las jugadoras y también del entrenador y de su cuerpo técnico. Al César lo que es del César