Chus Mateo, con la soga de Zeljko Obradovic en el cuello

El Real Madrid se juega ante el Partizán mucho más que el pase a la Final Four. Además de la credibilidad del equipo, acostumbrado a llegar a la Final a Cuatro, también está en juego la credibilidad de un proyecto donde el puesto del entrenador, Chus Mateo, es clave.

El actual técnico del Madrid que siente que su silla peligra y todo dependerá de cómo responda el equipo en este tramo decisivo de la temporada. La eliminación ante el Partizán sería su 'tumba' directa, y en caso de alcanzar la Final Four de Kaunas, dependería de lo que sucediera en ella, aunque incluso ganando no es seguro que siga en el banquillo blanco.

Mateo tomó las riendas del Madrid por decisión del directivo responsable de la sección, Juan Carlos Sánchez, después de obligar a Pablo Laso, el técnico más laureado en la historia del basket madridista, a dejar el cargo alegando sus problemas de corazón.

Zancadilla a Laso

Una decisión que causó profundo malestar entre la plantilla blanca, aunque su segundo entrenador no tuvo ningún problema moral de hacerle la ‘zancadilla’ a su primer entrenador y acceder al cargo que siempre había soñado después de muchos años en la sombra.

Aunque esa oportunidad que cogió al vuelo dejando en la estacada a Laso ahora puede volverse en contra suya. El mismo Mateo sabía desde el principio que su puesto al mando del equipo podría ser tan solo circunstancial y aún así, lo aceptó.

Ahora, cuando llega el momento de la verdad, es cuando se está jugando el puesto aunque ya ha tenido que oír los rumores que apuntan a Sergio Scariolo como su sustituto el año próximo, suceda lo que suceda en esta Euroliga y Liga Endesa.

Quieren un técnico de prestigio

Ni tan siquiera logrando el título europeo podría seguir en el banquillo el año próximo porque desde la directiva blanca consideran que el equipo necesita un entrenador de mayor prestigio para dirigir la nave blanca.

Ahora, en el momento decisivo de la temporada, todos reman en una misma dirección, el club, los jugadores y el entrenador, aunque solo falta un ‘tropezón’ inesperado que podría llegar ante el Partizán de Obradovic para que todo salte por los aires. Es cuestión de tiempo.