Controlar el juego, la asignatura pendiente

Al Barça le faltó controlar el juego y por extensión, el partido: encajó tres goles, un lujo que no puede permitirse, y menos ante un rival de Primera RFEF. Hubo errores graves en defensa, errores que no puede cometer un equipo como el Barça y que pueden costar muy caros en otro tipo de partido.

Con el paso de los minutos, el aspecto físico primó. En ese sentido, la aportación de Kessié fue muy importante. También la de Jordi Alba, que demostró que sigue a un buen nivel, sobre todo en lo ofensivo.

Y eso que el Barça se tomó muy en serio el arranque del partido: de hecho, fue sorprendente que el Barça le pusiera mucha más intensidad al partido de Copa ante un Primera RFEF que en el derbi ante el Espanyol del último día de 2022. 

En la primera parte, dos nombres sobresalieron por encima del resto; Ronald Araujo y Pablo Torre. El defensa fue autor del primer gol, con un cabezazo excelente a la salida de un córner, y poco después salvó un gol cantado del Intercity cuando la grada ya lo celebraba.

Torre, por su parte, rindió a un gran nivel: demostró calidad, solvencia y una gran visión de juego en esa posición tan complicada, los tres cuartos de campo. Demostró que maneja muy bien los recortes y que puede ser un jugador relevante en este equipo.

Ya en la primera parte se vio a un Barça volcado en lo ofensivo, pero poco eficaz a la hora de marcar goles. Faltó efectividad a la hora de disparar a puerta y rematar.

El partido dejó varias lecciones, pero la más relevante es que el equipo debe aprender cuanto antes a tener mucho más control sobre los partidos, y no permitir que el choque se descontrole como ocurrió en Alicante.