Kike Saverio, el héroe silencioso del Barça B

Kike Saverio celebra el gol marcado el pasado sábado al Orihuela, el segundo esta temporada

Kike Saverio celebra el gol marcado el pasado sábado al Orihuela, el segundo esta temporada / DAVID RAMÍREZ

German Bona

German Bona

Sin hacer ruido, sigiloso pero letal como cuando se escapa por la banda, Kike Saverio ha conseguido hacerse un sitio en el ataque del Barça B, pese a la brutal competencia, y firmar un gran arranque de temporada. El extremo es una de las claves del buen momento del filial, engancha con su juego y tiene a todo un país detrás. 

Nacido en la ciudad italiana de Génova por circunstancias, pero criado en la ecuatoriana Balzar, su familia emigró a España cuando Javier Enrique tenía solo cinco años. El Barça lo fichó la temporada 2015-2016 para su juvenil B procedente del Cornellà y solo las lesiones le han impedido brillar con mayor continuidad. Primero, una de tipo muscular que le tuvo demasiado tiempo fuera de los terrenos de juego justo cuando empezaba a llamar la atención del seleccionado español. El 14 de noviembre de 2017 jugó con la sub-19 un encuentro de preparación de la Ronda Élite en Portugal. La 'rojita' cayó 2-1 de penalti y en el último minuto en un partido de marcado acento barcelonista en aquel entonces, pues también participaron Iñaki Peña, Jorge Cuenca, Miranda, Oriol Busquets, Collado y Abel Ruiz.

García Pimienta siempre le tuvo en sus planes y en la UEFA Youth League incluso le puso, y con éxito, de delantero centro. La temporada pasada lo subió al Barça B y de nuevo una lesión, en este caso en el bíceps femoral de la pierna izquierda, se cruzó en su camino cuando mejor estaba. Era la séptima jornada, llevaba tres partidos seguidos como titular, pero se rompió en el Mini Estadi ante el Atlético Baleares. Paso obligado por el quirófano y cuatro meses KO que le impidieron disputar el Mundial sub20 con Ecuador, pese a que antes de caer había entrado en los planes de la 'mini tri' y había jugado contra Colombia unos partidos de preparación. Fue en agosto de 2018, un mes después de renovar con el Barça hasta 2020 y con una clásula de rescisión de 50 millones de euros. Fue también cuando Kike regresó a su tierra diez años después.

Hasta línea de fondo

'Pimi' sí lo esperó y jugó tuvo minutos en el tramo final de la temporada, una vez recuperado. Esta campaña, no entraba en ninguna quiniela de la titularidad. De hecho, las dos primeras jornadas las empezó en el banquillo. Le bastó tres minutos en el debut liguero en Badalona para marcar su primer gol de la temporada. A pase de Collado, se sacó de la chistera un recurso de espuela con la derecha.  

La oportunidad de entrar en el once le llegó en la tercera fecha y ya no la ha dejado escapar. Solo se perdió el partido en Alicante por una pequeña lesión, y lo cierto es que el equipo le echó en falta. Su segunda diana llegó el sábado en la goleada al Orihuela. Después de iniciar la jugada del primer gol, se encargó de marcar el segundo, de nuevo partiendo desde la izquierda, de nuevo con la derecha. Es lo que tiene ser ambidiestro.

Kike Saverio tiene pegada, pero también pase de gol. Capaz de irse hasta la misma línea de fondo y ver al compañero mejor posicionado, como el día del Prat en la aistencia a Riqui Puig para que el de Matadepera firmara un golazo. Todo ello espoleado por unos 300 compatriotas que en los últimos partidos en el Estadi Johan Cruyff se dan cita para apoyar a Kike Saverio. Son miembros de la Peña Azulgrana Valdivia y tienen en el futbolista del filial a su héroe. Están encantados.