Luis Enrique convence y silencia los altavoces madridistas

En tres años ha reactivado una España decadente y viciada después del Mundial de Rusia en 2018

El entorno de la selección vinculado al Real Madrid ha tenido que rectificar y rendirse al asturiano

Luis Enrique: "Tengo contrato y quiero seguir"

Luis Enrique: "Tengo contrato y quiero seguir" / @sefutbol

Jordi Gil - Londres (Enviado Especial)

España tocó fondo el 1 de julio del 2018 en el Luzhniki de Moscú con una sonrojante eliminación del Mundial frente a Rusia. El equipo cayó sin pena ni gloria, bajo un ritmo anodino y con una sensación de desidia inexplicable. La imagen de jugadores acudiendo a entrenar por la tarde con lagañas en los ojos o tomándose un día libre antes de los octavos de final debía terminarse. Demasiados vicios adquiridos en una difícil transición que requería un cambio radical. Y Luis Rubiales lo tenía claro. Su hombre era Luis Enrique.

Tres años más tarde, la decisión tomada por el presidente de la Federación ha obtenido sus frutos. La selección ha cambiado radicalmente de hábitos, sus jugadores -del primero al último- se dejan la piel en cada entrenamiento y partido y el juego propuesto engancha a la afición. Con estos ingredientes, incluso una eliminación como la del martes en Wembley ante Italia en las semifinales de la Eurocopa tuvo una aceptación positiva. Así se puede perder y, sobre todo, se puede creer en que se está sembrando algo grande.

Poso blanco

La selección y su entorno ha vivido dominada durante mucho tiempo por el peso del madridismo. Aunque el Barça fue esencial en la conquista de la doble Eurocopa y el Mundial del 2010, figuras como el capitán Casillas o Sergio Ramos mantenían la esencia blanca. Luis Enrique no se llevó esta vez a ningún jugador del Real Madrid, simplemente por lesiones o bajo estado de forma. Una decisión que lo situó en el punto de mira y que parecía irreversible. Hasta el partido frente a Italia aún sonaban con fuerza las críticas, pero después de Wembley, no queda nadie que pueda poner en duda al asturiano.

Luis Enrique ha logrado que la selección sea más que un equipo, que sea una familia. Desde 2010 no se respiraba un ambiente similar. Todo empezó a quebrarse con la llegada de Mourinho al Real Madrid y en la Eurocopa del 2012 ya se vivió un claro distanciamiento entre los jugadores del Barça y Real Madrid, plasmado por ejemplo con la controvertida figura de Arbeloa.

Catar 2022

Vicente del Bosque buscó una “transición dulce” que no llegó a cuajar y Julen Lopetegui avivó la crispación con su fichaje por el Real Madrid a pocas horas del debut del Mundial, con la complacencia del capitán Sergio Ramos.

Luis Enrique ha actuado con convicción y por cuestiones estrictamente deportivas. Ahora ha ganado crédito, pero él mismo sabe que en septiembre se la vuelve a jugar con un partido crucial en Suecia para la clasificación del Mundial de Catar-22. Tras pinchar ante Grecia, España debe firmar como mínimo un empate ante los suecos para no complicarse mucho la clasificación.