María Vicente y la ingratitud del atletismo

La catalana ha pasado de la euforia y de la ilusión al infierno de las lesiones al romperse el tendón de Aquiles

Todo el atletismo llora por María Vicente

Todo el atletismo llora por María Vicente / TWITTER

David Rubio

David Rubio

El atletismo es un deporte tan bello y maravilloso como cruel y despiadado, con la cita olímpica cada cuatro años que condiciona carreras, estados de formas, ilusiones y que incluso es capaz de alargar carreras como la de Chuso García Bragado para retirarse en 2021 con 51 años.

María Vicente ha sufrido en sus carnes esta crueldad de la manera más triste posible. La catalana había superado ya la operación en el recto anterior del cuádriceps de su pierna izquierda a la que se sometió en Barcelona el 21 de octubre de 2022.

Después de un 2023 en el que optó por los saltos horizontales y se quedó a un centímetro de la final en el Mundial de Budapest en longitud y en triples, había vuelto a lo grande a las combinadas para batir su récord de España de pentatlón (4.728 puntos).

Era la líder mundial del año, lideraba el pentatlón en Glasgow tras unos magníficos 8.07 en 60 vallas, había saltado 1,67, 1.70... y ahí se acabó todo. En la carrera con el listón de altura a 1,73 se rompió el tendón de Aquiles de la pierna izquierda.

Adiós a un oro que habría podido ganar perfectamente, adiós al Europeo y adiós a los Juegos hasta 2028. El atletismo no es como el fútbol o el baloncesto, donde cada año la Champions y la Euroliga lo copan todo. Aquí las lentejas se juegan cada cuatro años.

Tanto se juegan los atletas que llegan al límite, ya sea de fuerza, de porcentaje de grasa, de potencia o de elasticidad en función de cada prueba. A punto de cumplir 23 años, María estaba en el mejor momento de su vida y ve cómo el sueño olímpico se le cierra hasta los 27.

Esas lágrimas mientras se retorcía en la lona de la altura se repetirán en los próximos días, en las próximas semanas... Ramón Cid tendrá que hacer de padre y de psicólogo.

Le espera un camino durísimo, pero miren, el italiano Gianmarco Tamberi se rompió el Aquiles en 2016 y es el vigente campeón olímpico de altura (compartido con Barshim). De hecho, guardó el yeso durante cinco años para tener muy presente lo que le había costado recuperarse. Ahí está el ejemplo. ¡Ánimo, María!