Rafa Pascual: "...Aún no me he despertado"

El mejor jugador en la historia del voleibol español alcanzó la cima del Everest de su carrera deportiva este pasado domingo

Vuelve la 'vieja guardia'. "¿Vieja guardia....?", sonríe. Rafa Pascual, a sus 37 años, dice tener la ilusión de un principiante. Los años no pasan por él, mucho más desde que se proclamó campeón de Europa con la selección nacional de voleibol este pasado domingo en Moscú. Derrotar a Rusia tuvo algo de místico. Antes, se habían dejado esparcidos por el parquet los restos de Serbia, Holanda... Lo mejor de lo mejor. ¡Qué gozada! El misno día que los hombres de Pepu Hernández se relamían de las heridas en Madrid por su tropiezo en el Eurobasket -también frente a Rusia-, un equipo mucho más modesto pero igualmente aguerrido le sacaba los colores al gigante de la misma procedencia. La historia tiene esas coincidencias...

¿Cómo han sido sus últimas horas?

De locura... He sufrido un estress enorme. Sólo quería estar con la familia, con los amigos... Disfrutar con los míos del éxito alcanzado, pero no he podido. Desde que nuestro avión aterrizó el lunes en el aeropuerto de Barcelona, no he parado ni un sólo segundo. De aquí para allá como un loco todo el día, dando tumbos y atendiendo a los medios... Un trasiego enorme, créame.

Supongo que ese es el precio de la gloria en un país que parece necesitar del éxito para seguir girando sobre sí mismo...

Es el precio de algo grande que hizo un equipo humano y profesional muy bueno y que, afortunadamente, ha tenido una amplia resonancia en España. ¡Ya era hora! Me alegro más por los compañeros y por el equipo que por mí mismo porque, de alguna manera, yo siempre he sido muy bien tratado por los medios de comunicación. Ahora eran ellos los que necesitaban recibir las mismas muestras de cariño... Se lo han ganado con creces, créame. Nadie les ha regalado nada.

Para usted, como capitán del equipo español, ¿qué significado tuvo ese título?

Hace 20 años que lo persigo. Le diré una cosa, ser campeona de Europa fue una novedad sólo en lo aparante. Nunca antes se había conseguido, es cierto. Pero detrás hubo un enorme trabajo. Y no me refiero sólo al realizado por el equipo que logró la medalla sino a pasadas generaciones de jugadores, que también lo intentaron, y al de otros entrenadores que ya no están pero que estuvieron y dejaron su sello y su voluntad. El voleibol español perseguía un éxito de esa dimensión desde hace una eternidad. Nos tocó a nosotros y hay que congratularse por ello, pero una parte de ese triunfo les corresponde a ellos, a los que ya no están. Es justo que así sea.

Usted, un chaval de 37 años, reconocido como el mejor jugador del mundo de voleibol, madrileño corajudo, extrovertido y divertido ha pasado en este deporte por todas las escalas del sufrimiento.

Empecé muy joven, a los 15 años. Llevo 20 años en este deporte y las he visto de todos los colores. Me quedo con lo que nos queda por vivir, que será más y mejor. Ya lo verá.

¿Se refiere a los Juegos Olímpicos de Pekín?

Ese objetivo aún está lejano... pero no tanto. Primero tocará buscar el pasaporte en la Copa del Mundo, lo que no será fácil. Sólo los tres primeros tendrán garantizado el billete para China. Nos aguardan rivales de entidad, como Brasil, campeón del mundo, Italia, otra vez Rusia, los países asiáticos... Será complicadísimo, pero ahí estaremos nosotros, dando el callo.

¿Piensa en la retirada?

Mire, no me veo dentro de siete años tratando de clasificar al equipo español para los Juegos de Londres pero, en fin, tampoco me planteo la retirada. No, al menos, de momento. Seguiré mientras mis compañeros y mi entrenador lo consideren necesario.

¿Ser campeones de Europa nos libró de algún tipo de complejo?

No creo que el voleibol español tenga complejos. Más bien al contrario; el juego del equipo es deshinibido y alegre, tiene cierto descaro y un punto de atrevimiento. En ningún momentos pensamos que no pudiéramos hacerlo. Esa fue la clave del éxito. Hay que saber encontrar el camino y una vez que lo encuentras, no dejarlo...".