Historia SPORT

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De Luis Enrique a Xavi: un triunfo balsámico contra el Atlético como punto de inflexión

A principios de 2015, el Barça aprovechó una victoria contra el conjunto colchonero para despejar las dudas que rodeaban el proyecto del técnico asturiano

Siete años después, y aunque las circunstancias son muy diferentes, el club blaugrana espera un cambio de chip parecido tras vencer al equipo rojiblanco

Xavi: "Hemos hecho 60 minutos muy buenos"

Xavi Hernández, contento con la versión del equipo ante el Atlético de Madrid / EFE

Jordi Carné

Jordi Carné

11 de enero de 2015. Visita del Atlético de Madrid al Camp Nou. El FC Barcelona logra un triunfo balsámico, arrollador, que marca el camino a seguir para regresar a la cima del fútbol mundial. Leo Messi, Neymar Jr y Luis Suárez demuestran que tres gallos pueden convivir perfectamente en un mismo gallinero. Los fotógrafos captan una instantánea del tridente que dará la vuelta al mundo. El Estadi vibra. Se emociona. Sonríe. Sueña. El resto es historia. Si a cualquier aficionado culé le preguntan por el punto inflexión del proyecto de Luis Enrique, que empezó su primera temporada con muchas dudas y la finalizó con el segundo triplete de la historia del club, la respuesta siempre será la misma.

Solo había pasado una semana del famoso incidente de Anoeta entre Luis Enrique y Messi. En las gradas del estadio barcelonista se podían leer pancartas de “Leo no se toca”. El ambiente en la Ciudad Condal estaba crispado, tenso. ‘Lucho’ no generaba consenso entre el barcelonismo, no lograba convencer al vestuario y no encontraba la fórmula para encajar las piezas del talentoso puzle que tenía entre manos. Los futbolistas, la afición y el cuerpo técnico, sin embargo, entendieron que tocaba estar unidos. Remar todos en la misma dirección. Así lo hicieron. Y las cosas acabaron saliendo. El Barça encontró, en esa victoria ante el Atlético de Simeone, el punto de inflexión que necesitaba para pelear por todos los títulos y acabar levantándolos.

Las circunstancias actuales son muy diferentes. Completamente distintas. El club culé vive una situación de reconstrucción, ya no tiene opciones reales de ganar la Copa del Rey y la Champions League y lo tiene muy difícil en la Liga. Pero, salvando las distancias, el triunfo de este domingo pasado frente al equipo colchonero puede convertirse en el cambio de chip que Xavi Hernández busca desde que llegó al banquillo. El Barça es un equipo mucho más tierno y no tiene un nivel competitivo suficientemente alto como para reinar en España y Europa en el corto plazo, pero sí que parece que, poco a poco, va discerniendo la partitura y los artistas que deben interpretarla. Se empiezan a divisar brotes verdes. Cualquier plan tiene más sentido cuando se aplica con rigurosidad, fidelidad y acierto.

En busca de la deseada continuidad

Las sensaciones de ayer fueron muy parecidas a las vividas la tarde del 11 de enero de 2015. La expectación fue máxima. Los pitos a Dembélé no mancharon la actitud de unos seguidores volcados con el equipo, al que no dejaron de empujar hasta la victoria. Los jugadores fueron más intensos que nunca y festejaron por todo lo alto las cuatro dianas que anotaron. La celebración del tanto de Alves evidenció la conjunción de un barcelonismo necesitado de alegrías de estas dimensiones. Algunos futbolistas como Frenkie de Jong o Jordi Alba dieron el paso hacia delante que se les pedía desde hace tiempo. Aunque la expulsión de Dani Alves provocó que el Barça no corriera riesgos en los últimos minutos del encuentro, la imagen azulgrana fue “excelente” según Xavi.

El entrenador vallesano, de hecho, utilizó varias veces la palabra “inflexión” en sus declaraciones posteriores al compromiso. También destacó que para el Barça sería “muy importante encadenar varias victorias”. En 2015, tras tumbar al Atlético, los culés certificaron nueve triunfos consecutivos entre todas las competiciones. Será muy difícil repetirlo, pero el técnico egarense ya dejó claro a su plantilla que “ahora ya no nos para nadie”.