Adiós a los electrodomésticos blancos amarilleados, esto es lo que tienes que hacer

Los plásticos, a pesar de ser materiales resistentes y económicos, pueden perder su brillo y volverse amarillentos con el tiempo, especialmente si se encuentran en ambientes donde se fuma

La búsqueda de soluciones para este problema suele llevarnos a utilizar productos abrasivos como lejía o alcohol, que, en lugar de resolverlo, podrían dañar el objeto en cuestión

Una tienda de electrodomésticos.

Una tienda de electrodomésticos. / JORDI COTRINA

Benito Domínguez

Los plásticos, a pesar de ser materiales resistentes y económicos, pueden perder su brillo y volverse amarillentos con el tiempo, especialmente si se encuentran en ambientes donde se fuma. La búsqueda de soluciones para este problema suele llevarnos a utilizar productos abrasivos como lejía o alcohol, que, en lugar de resolverlo, podrían dañar el objeto en cuestión. Sin embargo, gracias a la sabiduría de Bego, nuestra experta Ordenatriz, existe una solución sencilla y efectiva.

El remedio propuesto por Bego consiste en el uso de crema de agua oxigenada. El proceso comienza con una limpieza exhaustiva del objeto amarillento mediante jabón y agua. Posteriormente, se aplica la crema de agua oxigenada en la zona afectada y se cubre con film transparente durante 24 horas para evitar que las partículas del aire interfieran en el proceso.

Transcurrido este período, el objeto tratado lucirá como nuevo, todo gracias al ingenioso consejo de la Ordenatriz. Esta solución no solo muestra la eficacia de métodos caseros, sino también la importancia de compartir y aprovechar el conocimiento para resolver problemas cotidianos.

Cabe destacar que nuestra sección diaria de Decoración ofrece una variedad de trucos de limpieza prácticos que facilitan el mantenimiento del hogar de manera rápida y accesible. No es necesario invertir grandes sumas de dinero en productos costosos; muchos de los ingredientes comunes que ya poseemos pueden ser eficaces en la limpieza y el cuidado del hogar.

Más allá de la funcionalidad, la limpieza despierta un valor tanto sentimental como psicológico. Mantener un entorno ordenado no solo contribuye a una vida más cómoda, sino que también influye positivamente en el bienestar emocional. Aunque no es necesario obsesionarse con la limpieza diaria, diversos estudios recientes respaldan la idea de que vivir en un entorno más ordenado beneficia tanto a la salud física como mental. Así, dedicar tiempo periódico para que todo brille no solo es una tarea hogareña, sino también una inversión en nuestro bienestar general.