El fin de una era, El Enterrador dice adiós por última vez en WrestleMania 33

El Enterrador dice adiós

El Enterrador dice adiós / WWE.com

The Undertaker, una de las mayores leyendas de la lucha libre profesional, ha colgado las botas. Después de 30 largos años de carrera, la superestrella más emblemática y misteriosa que ha competido en WWE ha dicho adiós. Su despedida, como no podía ser de otra manera, fue mágica.

En el show de los shows, en la Super Bowl del wrestling profesional, en la noche en la que los ojos del mundo miran a WWE, el luchador conocido en España como El Enterrador se subió al ring por última vez. Su rival fue la llamada a ser estrella de esta nueva generación, Roman Reigns.

EL FIN DE UNA ERA

Más allá de sus grandes victorias y campeonatos, El Enterrador había grabado su nombre en la historia gracias a su mágica racha de victorias en WrestleMania. Hasta el año 2013, Undertaker acumulaba en su casillero un registro de 21 victorias y 0 derrotas. En WrestleMania XXX, Brock Lesnar acabó con su racha, y con ella, un pedacito del Enterrador desapareció. El “hombre muerto” se convirtió en humano.

A partir de este combate, el estado físico de The Undertaker comenzó a empeorar. El legendario luchador seguía cumpliendo con su cita anual y aparecía en WrestleMania para luchar, pero nada era igual. El nivel de sus combates decayó; y las lesiones le impedían ofrecer al público espectáculos a la altura de su leyenda.

Este año, El Enterrador comprendió que no podía seguir haciendo lo que tanto ama. Comprendió que era el momento de colgar las botas, quizás algo tarde, quién sabe, pero tenía muy claro que este WrestleMania sería el último para él.

Ante la magnitud de un combate tan importante, el propio Undertaker pidió que Roman Reigns fuera su rival. Si tenía que marcharse, quería que su último adiós fuera ante el icono de esta generación. Deseaba, por encima de todo, que su último combate, su última gran derrota, sirviera para establecer a la futura cara de la empresa.

23-2

WrestleMania 33 llegó, y con ella, el adiós de la leyenda. El evento se desarrolló con normalidad durante sus siete horas de duración. 75.245 personas llenaron el Citrus Bowl de Orlando (Florida), millones de aficionados siguieron la velada en directo a través de sus televisores y WrestleMania fue la tendencia más comentada de todo Twitter; incluso en España.

En una noche llena de sorpresas, como el regreso de los Hardys, y grandes coronaciones, como la de Brock Lensar, WWE decidió que el combate entre The Undertaker y Roman Reigns cerrara la noche. La historia en torno a la lucha puede que no fuera la mejor, pero una ocasión así merecía ser evento principal de WrestleMania.

The Undertaker hizo su entrada por última vez. Bajó entre la niebla, rodeado de rayos y efectos de sonido, con una emoción peculiar en su mirada; esta noche no era una noche más, esta noche era la última. El combate se desarrolló en el mejor marco posible, con la leyenda Jim Ross en comentarios y con la esposa y familia de Undertaker observando en primera fila.

La lucha no fue la mejor de la noche. Como comentábamos, el nivel del Enterrador ha decaído mucho y los años no perdonan a nadie. Aun así, Roman Reigns aceptó el reto y se esforzó todo lo que pudo para darle a la leyenda un retiro digno.

Durante 20 minutos, estos dos colosos del ring se dieron con todo. Silletazos, golpes a través de las mesas, falsos finales… La ejecución no fue perfecta, pero las ganas de querer hacer del combate algo especial eran palpables. La emoción, digan lo que digan, podía sentirse en el ambiente.

Al final, un torpe y malherido Taker acabaría siendo derrotado. Roman Reigns, actual cara de la empresa, destruyó al “hombre muerto” con cinco placajes para ganar el combate más importante de su carrera. Roman hizo historia. Humanizó, por última y definitiva vez, al rey de las tinieblas.

HORA DE COLGAR LAS BOTAS

Roman Reigns se marchó serio a vestuarios. Después de tantos meses recibiendo abucheos, su conversión a heel parece definitiva. Por su parte, Undertaker yacía inmóvil en el ring ante los aplausos de un público enfervorecido.

El Enterrador se levantó ante la atenta mirada de todos. Observó con detalle a su alrededor, con un claro gesto de tristeza en la mirada. En los más profundo de su ser, El Enterrador era consciente de que esa sería su última noche en el ring. Entre lágrimas, Taker se quitó lentamente sus guantes, chaqueta y sombrero y los dejó en el centro del ring. El día había llegado.

30 años de carrera llegan a su fin (WWE)

Para cerrar una noche mágica y especial, Undertaker regresó a backstage a paso lento, emocionado y disfrutando de una tremenda ovación del público asistente. Todo el Citrus Bowl se puso en pie para despedir a la leyenda viva. Nadie en WWE merece más respeto que él.

El final puede que no fuera el mejor. La lucha no cumplió con las expectativas de un evento principal de WrestleMania; sin embargo, tal y como pasó en WrestleMania XXX con el final de la racha, lo que la gente recordará de este WrestleMania 33 será esto. La magia del Undertaker. La despedida de una leyenda. El adiós de uno de los más grandes. La humanización definitiva del hombre muerto. Gracias Enterrador. Gracias por estos 27 años de magia.