Innovación

Jordi Vila, el inventor de la fregona Vileda, vuelve a innovar con el cubo de fregar con agua siempre limpia

La creación se llama 'Entre dos aguas', como la canción de Paco de Lucía

"Si no lavarías tu cuerpo con agua sucia, ¿por qué lo haces con el suelo de tu casa?", plantea

Jordi Vila, creador de la fregona de tiras, innova con un cubo que discrimina el agua.

Jordi Vila, creador de la fregona de tiras, innova con un cubo que discrimina el agua. / Cedida

David López Frías

El día que murió Franco, dos chavales barceloneses llamados Jordi Vila y Ramón Costa, de 23 y 25 años respectivamente, estaban en un notario registrando su primera empresa. "Recuerdo que nos hicieron pasar a un salón en el que nos invitaron a un café y tuvimos que parar para ver a Arias Navarro por la tele, contando que "Franco ha muerto" y que lo dejaba todo "atado y bien atado". El notario llorando. Su esposa llorando. Y nosotros allí, sin saber qué hacer ni cómo reaccionar".

Se lo cuenta a El Periódico de España, del mismo grupo editorial, el propio Jordi Vila (Barcelona, 1951), el único que queda vivo de aquellos dos socios. Fueron dos jóvenes emprendedores que crearon una sociedad anónima con la que fabricaron útiles de todo tipo. El más famoso fue la fregona Vileda. "En realidad, la fregona ya la había inventado un aragonés [llamado Manuel Jalón] en los 50. Se basó en un invento norteamericano. Podríamos decir que se copió un poco. Pero aquella fregona era de hilos".

Lo que desarrollaron ellos fue otra historia: "Mi padre tenía una imprenta, en la que yo empecé a trabajar tras dejar la carrera de Económicas. A mí lo que me gustaba era inventar y crear. Un día, con la guillotina de la imprenta, corté una bayeta Vileda en tiras. Las uní a un palo..." y voilà, ahí dejó para la posteridad uno de esos inventos que nunca pasan de moda: la fregona de tiras. "Una entrevistadora me dijo una vez que yo me había hecho viejo, pero mi invento no". Esa frase fue un acicate para ponerse a crear de nuevo.

Jordi Vila en 1975, con su creación.

Jordi Vila en 1975, con su creación. / Cedidas

Ideas soviéticas

Porque aunque Vila lleva siete años jubilado, su cabeza nunca para de idear. Y ahora, casi 50 años después de aquella creación, está a punto de presentar una innovación en la otra parte del set de limpieza. Si en 1975 fue la fregona, ahora le toca el turno al cubo. La idea, no obstante, no es nueva. Le lleva rondando por la cabeza desde 1991, en una larguísima jornada que tuvo que pasar en un aeropuerto de Moscú.

Porque Vila ha hecho negocios toda su vida y en todas partes del mundo. Tras vender la patente de la fregona de tiras y ponerse a fabricar para la competencia (después de Vileda trabajó para empresas como Spontex o 3M), cruzó el telón de acero para ponerse a hacer negocios con los países comunistas. "Era una época en la que ibas a la Unión Sovietica dispuesto a vender mandarinas y al final te comprabas un submarino", recuerda ahora.

De aquellos viajes se trajo, por ejemplo, un microorganismo que sirve para limpiar los vertidos de fuel. "Es una cepa concreta originaria de Siberia de la bacteria 'Seudomona Putida'. Para entendernos; un bicho que se alimenta de hidrocarburos. Come gasoil. Mientras hay combustible en el agua lo va ingiriendo. Cuando se lo ha acabado todo, como no tiene más alimento, se muere. Se convierte en material biodegradable y se desintegra o se lo comen los peces". Así consiguió limpiar un gran vertido de combustible en Gran Tarajal (Fuerteventura).

Parte del equipo que trabajó con Vila y Costa durante las primeras remesas de fregonas.

Parte del equipo que trabajó con Vila y Costa durante las primeras remesas de fregonas. / Cedida

Agua sucia

Y lo del cubo también tiene su origen en aquellos viajes a la 'Madre Rusia', aunque aquello fue mucho más accidental: "Llevaba unas horas esperando en un aeropuerto de esos de vuelos internos, porque faltaba combustible para el avión. Y allí, sentado en mi maleta (porque si no, me la robaban), me di cuenta de que la mujer que limpiaba el suelo del aeropuerto lo hacía siempre con el mismo agua. Imagínate qué color. Aquello parecía chocolate deshecho", relata.

Aquella visión le ha rondado toda la vida. "No te lavarías el cuerpo con agua sucia. ¿Verdad que no? Ni los platos. ¿Por qué entonces lo hacemos con el suelo, que es la mayor superficie de nuestro hogar?", se pregunta. Y le ha dado vueltas hasta que ha acabado materializando una idea: el cubo de fregar que separa el agua sucia del agua limpia.

"Si te pones a pensarlo, siempre lavamos el suelo con agua sucia. Es verdad que cambiamos el agua, pero eso es cuando ya está bastante negra. Eso significa que unas cuantas pasadas las vas a dar sí o sí con agua sucia", y añade que "los únicos sitios donde friegan con agua limpia son los hospitales, y es porque llevan dos cubos. Uno para el agua limpia y otro para el agua sucia. Pero eso, por logística, es inviable en una casa. Es muy grande, ocupa mucho espacio, cuesta mucho de mover...".

Entre dos aguas

La canción de Paco de Lucía tiene la respuesta. Jordi Vila ha patentado un cubo que cuenta "con tres patentes en una. Dos de ellas son relativas al mismo cubo. La tercera, al sistema de transporte". Vamos por partes. La primera es la relativa al cubo. Un recipiente que discrimina el agua sucia de la limpia. ¿Cómo? Dividiendo el depósito en dos. "Llenamos el cubo con agua. El 70% va al depósito del agua limpia y el 30% restante al que va a ser agua sucia. Mojamos la fregona en el del 70% y fregamos". Tars las primeras pasadas, toca escurrir y volver a mojar. Y es aquí donde empieza a funcionar el producto.

"Escurrimos. El agua de la escurridera va siempre al depósito en el que ha entrado el primer 30% del agua. Es ahí donde se va acumulando el agua sucia. ¿Por qué metemos un 30% de agua limpia inicialmente? Porque antes de volver a meter la fregona en el depósito del agua limpia, tenemos que limpiar ahí la fregona, para dejar las impurezas. Volvemos a escurrir y, ahora sí, con la fregona limpia, la volvemos a mojar en el depósito de agua limpia. Y a seguir fregando".

El depósito del agua sucia se va llenando poco a poco. Cuando ya no queda nada de líquido en el de agua limpia, es el momento (esta vez sí) de cambiar el agua. Con este sencillo funcionamiento, Vila asegura que "se economiza en torno al 75% del agua que se emplea para fregar el suelo. Y, además, siempre con agua limpia".

Transportar

La otra patente sobre el cubo es relativa al equilibrio. "Si tenemos dos depósitos y cada uno tiene una cantida diferente de agua, lo que va a suceder es que se desequilibrará. Se puede volcar y derramarse el agua, además de que dificulta el transporte", cuenta. Así, han desarrollado un sistema de agarres para que el cubo no venza a un lado u otro. Y la tercera patente "tiene que ver con el sistema de transporte. Es una plataforma rodante autoblocante que nos permite arrastrar el cubo con unas ruedecitas, que son retráctiles y se esconden cuando presionamos la fregona para escurrir, para que no se vaya para ninguna parte".

El invento estará disponible "después de verano" y su coste oscilará "entre los 13 y los 15 euros, sin contar el sistema de transporte, que se comprará aparte". Con su lema "friega como siempre, limpia como nunca", Vila sigue trabajando a la sombra. "Mi mujer me dice que estoy grillado por seguir trabajando a mi edad, pero a mí me va mejor así. Soy de los que piensan que el vaso no está medio vacío ni medio lleno; el vaso se tiene que ir llenando siempre".