Vinicius, la desesperación del madridismo

Hizo un derbi gris, sin energía, desenganchado del equipo, siempre individualista y no se privó de su acostumbrada refriega con el árbitro y el rival

El brasileño no aprende, desquicia incluso a su afición por hacer la guerra por su cuenta para diluir su fútbol y ser de nuevo protagonista negativo 

Vinínicius volvió a dar la nota

Vinínicius volvió a dar la nota / Efe

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

Uno de los grandes señalados del Real Madrid en la derrota ante el At. Madrid en la Copa del Rey fue Vinicius. El brasileño venía de hacer un hat-trick en la final de la Supercopa y arrancar elogios por su acierto. A eso añadió su confesión reconociendo que no era un “santo” y que trabaja para “ser mejor persona”. Esa buena imagen la perdió en el derbi con uno de sus peores partidos con la camiseta madridista en la que volvió a las andadas por su negativa actitud.

El brasileño hizo un partido gris pese a que mantuvo esa condición de intentarlo todo, pero con más pena que gloria. Fue una máquina de perder balones (culpable del 3-2), de arriesgar de más y de desesperar a sus compañeros y, sobre todo al madridismo, hartos de verle metido en refriegas sin sentido. Un carácter infantiloide que le aguantan por ser un malabarista del regate que hace disfrutar a todos cuando está centrado en crear fútbol.

AMENAZA CON UNA PISTOLA DE AGUA

En el derbi se le vio sin energía, desenganchado del equipo, por libre cuando había que defender y errático en los intentos de superar a sus marcadores. Volvió a ser la gaseosa sin gas en los últimos metros salvo en el pase que filtró a Bellingham para que asistiera a Joselu en el empate a dos. Su partido fue de quiero y no puedo y no pasó de amenazar con una pistola de agua.

Tampoco se privó de su refriega habitual con el árbitro y con los rivales. Esos enfrentamientos que desesperan a la afición madridista y que empiezan a rebasar la raya del aguante. Esa empatía que transmite en carrera con el balón atado al tobillo, la pierde cuando se enzarza en peleas de barrio. Este Vinicius no gusta al madridismo, un jugador diferencial que se descentra y centra los reproches de sus propios aficionados.