Opinión

Retratados

Vitor Roque y Lamine Yamal, en la previa del partido en Cádiz

Vitor Roque y Lamine Yamal, en la previa del partido en Cádiz / Valentí Enrich

El Chiringuito, ese vodevil futbolístico nocturno, ha convertido en meme universal el concepto “retratado” que la cultura popular siempre había utilizado para explicar que alguien sale en la foto y no por ninguna otra cosa que por quedar en entredicho sobre algo que ha dicho o hecho. El deporte te juzga siempre en la siguiente fecha competitiva para ponerte en tu lugar. Ni frases grandilocuentes, ni reflexiones filosóficas sirven de nada, el terreno de juego y la competición siempre mandan sobre las palabras.

En el Barça, últimamente sale todo el mundo retratado. Después de la escenificación de la versión culé del camarote de los hermanos Marx en el domicilio de Jan Laporta, con el elenco de los mismos protagonistas de siempre alrededor del Presidente Sol, tras una tediosa semana donde el primer equipo se había despedido de la Champions y de la Liga, se decidió, menospreciando a la junta directiva, dar confianza a Xavi un año más. Los directivos, a estas alturas, ya tienen claro que no pintan nada, pero se mantendrán en el cargo, los que tenían dignidad ya se han marchado, pero los que quedan, salen en un retrato grupal que les convierte ,a la mayoría, en una Junta de palmeros. La renovación se coció con las excusas generadas a partir de dos imágenes: la expulsión de Araujo ante el PSG y el gol fantasma del Bernabeu, ambas acciones permitían salir airosos de dos derrotas que dejaban la temporada en blanco. El Presidente en formato tiktoker se retrató con un infausto video para reclamar justicia que no ha ido más allá de las redes sociales.

Quince días más tarde, todos retratados, sin excusas de ningún tipo, ni árbitro, ni VAR, nada más que un rival que mentalmente te pasa por encima. En la semana que se filtra la voluntad de renovar, una vez más, a Sergi Roberto, este sale retratado. A Cancelo lo retrató Guardiola, por algo sería. En la foto no sale Tigrinho, porque brilla por su ausencia. El brasileño llegó de la mano del mismo timador de siempre, Andre Cury, con la bendición de Deco, quien le ve capacidad para ser un goleador de talla mundial. Ojalá esto de un vuelco y el retratado sea yo, pero pinta que no, que será una versión del siglo XXI de Roberto Dinamita.

Alguien nos ha engañado o se ha llevado un buen pico para que ese traspaso se cerrara con esas cifras, antes de que lo cedamos a otro equipo por debajo de su salario. El entrenador ha salido retratado una, dos, tres, ene veces en los terrenos de juego y en las salas de prensa, las rojas y los titulares esperpénticos son sus retratos repetidos frecuentemente. Nos quedará para siempre el “Donde dije digo, digo Xavi”. Tras el partido del Girona, una vez más, se nos pone cara de tontos a todos los culés.

Solo una foto no sale movida, la de los jóvenes, suficientemente preparados, que han debutado y se han asentado en el primer equipo. ¿Quién cree que hay capacidad para darle la vuelta a este Barça en la temporada próxima? Obviamente internamente no hay voluntad o capacidad para hacer autocrítica. A este paso, volverán a salir en la foto, pero como que ellos mismos se ponen las notas, se autoaprobarán.

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