La paciencia tiene un límite

Algunos aficionados lanzaron objetos a Aitana, Patri y Graham tras la goleada en el derbi

Algunos aficionados lanzaron objetos a Aitana, Patri y Graham tras la goleada en el derbi / @Barcafemenifoto en 'X'

Maria Tikas

Maria Tikas

El otro día, tras el primer partido del año -el derbi contra el Levante Las Planas que acabó con goleada del FC Barcelona (9-1)- se hizo viral en redes sociales un vídeo (@Barcafemenifoto) que mostraba cómo, al acabar el encuentro, tres futbolistas -Aitana Bonmatí, Patri Guijarro y Caroline Graham Hansen- se acercaban a la grada, concretamente a la zona de detrás de los banquillos, para firmar camisetas, libros y bufandas y algunos aficionados les lanzaban objetos a la cara, incluso teléfonos móviles. 

Ellas, muy acertadamente, devolvían hartas estas camisetas que fueron lanzadas como tomates en una competición. Escuchábamos a Patri decir: “Si me las tiráis, no las voy a firmar”. 

Algunos de los que nunca hablan ni ven fútbol practicado por mujeres aprovecharon este vídeo para editarlo -tergiversarlo, de hecho- y criticar a las jugadoras. ¿Quiénes son? ¿Quiénes se creen?, decían. Van muy subiditas.

Si algo destaca del ambiente en el fútbol femenino, todavía, es la cercanía de las futbolistas con la afición. Es muy especial. En cada partido es habitual que muchas jugadoras se quedan varios minutos haciéndose fotos y firmando camisetas. 

Pero la confianza da asco, que dicen, y la paciencia tiene un límite. Y algún día, si las cosas no cambian, esto se va a acabar. Porque es algo que sucede desde hace tiempo. Ya se quejó Mapi León una vez: “No voy a acercarme porque me tiráis cosas”, dijo con su clásico humor. Pero iba totalmente en serio. Hay veces incluso, cuentan fuentes cercanas al vestuario, que hay quienes siguen a las jugadoras hasta sus casas, que saben dónde viven. 

Todo ha cambiado mucho en los últimos tres o cuatro años. Cuanta más visibilidad, más crece la afición y la implicación. El club lo sabe y ha reforzado la seguridad de las jugadoras con más personal-también en los desplazamientos-, se han cerrado algunas zonas del campo de entrenamiento para que no se pueda acceder los fines de semana -cuando la Ciudad Deportiva está abierta al público- y se les ha habilitado una zona para aparcar sus coches también los sábados y domingos, pues hasta hace poco las futbolistas aparcaban en el mismo sitio que el público.

Ahora, ya es cuestión de educación. Porque la excusa de ‘es que son niños’ no vale. Muchos y muchas ya no son niños, para empezar. La mayoría es gente adulta. Y también padres y madres que permiten este tipo de comportamientos en sus hijos o que incluso los fomentan. 

No todo vale para conseguir una firma o una foto. Y que ellas sean cercanas a la afición no es su obligación, lo hacen encantadas y como muestra de agradecimiento por todo el apoyo que reciben. “Es la mejor afición del mundo”, dicen las jugadoras del Barça.

Pero si la afición -los cuatro gatos que no tienen respeto- quiere mantener esta conexión muchos años más, que empiece a comportarse. Porque acabarán pagando justos por pecadores.