La gestión Dembélé, Piqué y Alba

Jordi Alba y Piqué, en el banquillo del Barça

Jordi Alba y Piqué, en el banquillo del Barça / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Nadie podrá decir que Xavi no haya cogido el toro por los cuernos en aquellos casos que se presumían difíciles de gestionar, decisiones que quemaban, polémicas que había que afrontar sí o sí y con todas las consecuencias.

El inminente título de Liga, por supuesto, avala el buen hacer y criterio del entrenador, pero hubo momentos en los que la tensión era insoportable y su intervención fue decisiva. La renovación de Dembélé, por ejemplo. No olvidemos que al francés se le llegó a castigar sin jugar algún partido como medida de presión para que aceptara un traspaso antes ser libre de negociar con otro club. Y que, después, su negativa a negociar y las largas que le daba a la directiva crearon una situación de desconfianza total, hasta el punto de que eran más los que preferían que se marchase. Solo la insistencia de Xavi logró que se acercaran posturas y se llegara a un acuerdo. Y el rendimiento de Dembélé, hasta el momento de su lesión, ha sido más que satisfactorio, de modo que ahora nadie se opone a que se le vuelva a renovar.

PROBLEMAS RESUELTOS

Los otros casos todavía eran más peliagudos, pues se juntaba lo deportivo con lo sentimental. Piqué era el más complicado de gestionar y Xavi optó por dejar las cosas claras desde el primer instante. Habló con Gerard y le avisó de que no iba a ser titular. Y se hizo público para que nadie pudiera llamarse a engaño. En unos meses, el propio Piqué entendió que resistir a contrapelo no tenía ningún sentido y anunció su retirada, en un gesto que le honra y que facilitó extraordinariamente las cosas. Luego estaba Alba, apuntado por todos los cañones del entorno por su edad y su multimillonario contrato. Xavi tampoco dejó que el grano se pudriera y cuando vio que era el momento de Balde, no le tembló el pulso. Por supuesto, antes le habló y le convenció. Hoy, Alba es un suplente comprometido que ayuda desde su experiencia y trabaja para estar a punto cuando su entrenador lo considere oportuno. Lo ha demostrado con creces y en más de una ocasión. Problemas resueltos. Chapeau a los tres... y al entrenador.