GOLF

Río se olvida del golf olímpico unos meses después

Sergio García, durante los Juegos de Río, en el campo de Marapendi

Sergio García, durante los Juegos de Río, en el campo de Marapendi / EFE

Ramon Palomar

El campo olímpico de golf, construido en la reserva natural de Marapendi, se ha convertido en un problema en toda regla para la ciudad brasileña de Río de Janeiro, solo unos meses después de concluir su protagonismo en los últimos Juegos Olímpicos. El campo, situado en una zona junto al mar en pleno desarrollo, tardó tres años en construirse, aunque parece que en apenas unos meses después de los Juegos, ha vuelto casi al anonimato.

El problema es que nadie quiere encargarse de su mantenimiento, en una zona todavía en construcción ya que se están levantando apartamentos de lujo que no tienen previsto habitarse hasta mediados del 2018. Una zona en obras, donde el campo es lo único que da cierto criterio al barrio, aunque con muy pocos jugadores que acudan a practicar.

El golf no es un deporte popular en  Brasil y sus dirigentes federativos pensaban que los Juegos Olímpicos serían el impulso definitivo para popularizarlo. Pero, de momento, no es así. “No va a ser una tarea fácil”, reconoce el presidente Paulo Pacheco. “Es todo un reto para nosotros, aunque tener un campo es la única oportunidad para crecer”.

Pocos federados en Brasil

Crecer es la palabra mágica. En una ciudad de seis millones, solo cuenta con 1.500 jugadores y todo Brasil, con 20.000 federados. Un deporte que solo practican las clases altas, sin haber logrado su popularización como en Estados Unidos o Europa.

Aunque el otro gran problema es quién paga para que el recorrido siga en buenas condiciones. El alcalde, Eduardo Paes, ya ha dicho que no hay fondos públicos para su mantenimiento. El Estado de Río se ha declarado en quiebra y mantener una instalación, vista para ricos, no es su prioridad. “La Federación Internacional está preocupada”, reconoce el presidente federativo, Paulo Pacheco. Incluso el promotor de los apartamentos de lujo y que invirtió 20 millones de dólares en la construcción del campo, no lo tiene claro.

Solo unos meses después de los Juegos, el campo de Marapendi y el golf en Brasil, languidece.