Las dos Coreas se enfrentan en un partido histórico

Las dos Coreas disputarán un duelo histórico en Pyonyang

Las dos Coreas disputarán un duelo histórico en Pyonyang / EFE

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Las dos Coreas juegan este martes un histórico partido de clasificación para Catar 2022, en lo que supone el primer encuentro intercoreano disputado en Pionyang en tres décadas y un nuevo ejemplo del desafecto que viene mostrando hacia su vecino Corea del Norte, que no dejará retransmitir en directo el cruce. Técnicamente ambos países permanecen en guerra desde los años 50.

En julio, el sorteo encuadró a las dos Coreas en el mismo grupo, pero la federación surcoreana (KFA) no supo hasta finales de septiembre que el partido se jugaría en Pionyang (hasta la fecha, Corea del Norte había optado por jugar todos sus partidos domésticos oficiales contra el Sur en China).Desde entonces, la federación norteña (PRKFA) y otros órganos norcoreanos se negaron a responder a prácticamente cualquier consulta de la KFA en materia de logística, en consonancia con el trato que el régimen ha dado al Sur desde principios de este año.

Tras el acercamiento diplomático vivido en 2018, Corea del Norte ha optado por endurecer tremendamente su postura ante su vecino por la falta de avances en las negociaciones sobre desnuclearización con Estados Unidos. Desde primavera, el régimen de Kim Jong-un ha emitido múltiples mensajes criticando al Gobierno surcoreano por no forzar un cambio de postura en Washington y ha realizado varias pruebas de armas.

Así se llega a un partido para el cual Corea del Norte no emitió visados para nadie a excepción de jugadores y cuerpo técnico surcoreanos: ni aficionados, periodistas o equipos de retransmisión televisiva del Sur han obtenido el permiso especial que requieren para ir al país vecino. El que sí estará presente en el palco del estadio Kim Il-sung será Gianni Infantino, presidente de la FIFA, 

Además, la nula respuesta en el terreno logístico ha supuesto que el combinado que entrena el portugués Paulo Bento haya tenido que viajar hasta Pekín para obtener el visado para a continuación volar desde allí hasta Pionyang. Es decir, un viaje de dos días en vez de una travesía por aire o carretera que podría haber durado apenas unas horas si el Norte lo hubiera autorizado.