De empresario modelo, a siete años de cárcel

El ex presidente protagonizó uno de los escándalos de la década de los sesenta y acabó en Carabanchel.

Vila-Reyes fue, profesionalmente, un exitoso empresario industrial, pero su vida y, tal vez la del Espanyol, quedó marcada para siempre por el caso Matesa, el escándalo político y económico más importante en los días finales del franquismo. El ex presidente blanquiazul pasó de ser un empresario modelo a acabar en la cárcel durante siete largos años.

Juan Vila-Reyes fue presidente de Maquinaria Textil del Norte de España (Matesa), una empresa localizada en Pamplona y que se dedicaba a la fabricación y exportación de telares. Su gestión llevó a la admiración general de la época haciéndole codearse con las élites nacionales e internacionales. Incluso, asistió al programa de TVE 'Esta es su vida' en la que alcanzó un éxito mediático sin precedentes. Justo en aquel entonces ya estaba siendo investigado por algunas presuntas prácticas fraudulentas de negocio.

En otoño de 1969 estalló el escándalo Matesa. Vila-Reyes se vio involucrado en una gigantesca apropiación de fondos del Estado obtenidos del Banco de Crédito Industrial. En concreto se estimó que la estafa podría llegar a los 10.000 millones de las antiguas pesetas.

Fue denunciado por la Dirección general de aduanas y se inició un proceso judicial que acabó condenándole a 223 años de cárcel. Vila-Reyes realizó varios recursos y sólo acabó cumpliendo una pena algo superior a los siete años en la cárcel madrileña de Carabanchel. Sin duda fue un fuerte golpe personal y para el españolismo, que perdía así a un presidente ambicioso y con gran visión de futuro.

Pero Matesa se convirtió en algo más que un caso judicial. Vila-Reyes era amigo íntimo del entonces ministro del Plan de Desarrollo, Laureano Pérez Rodó. Su caso se convirtió en una pugna entre los ministros tecnócratas del Opus Dei -López Rodo y Espinosa San Martín, entre otros- contra los denominados dirigentes azules como Manuel Fraga Iribarne. Estos últimos aprovecharon la detención y encarcelamiento del ex presidente españolista para intentar priorizar sus criterios de gobierno.

De hecho, Vila-Reyes siempre sostuvo que él fue un chivo expiatorio del final de la dictadura y de las luchas que existían en las más altas instancias. Lo acabó pagando con la cárcel tras una carrera meteórica y emprendedora, que acabó con un monumental escándalo de consecuencias muy graves.

En otoño de 1969, Vila-Reyes, que acusaba también una enfermedad a causa de la tensión que estaba viviendo, firmó su dimisión como presidente españolista. En aquel entonces, sus opositores criticaron duramente la gestión del club y aseguraron que el club estaba en ruina y con una deuda cercana a los 150 millones de pesetas.

Deportivamente, el Espanyol bajó a la Segunda División teniendo una de las mejores plantillas de la categoría. Vila-Reyes también pensó que los poderes fácticos que fueron a por él pudiesen haber influido para que el club descendiese de categoría, algo que nunca se ha podido demostrar. Evidentemente, el Espanyol abría así una etapa de crisis, que fue subsanada, de nuevo por el regreso de Josep Fusté a la presidencia.

Matesa acabó de escribir la historia de un empresario avanzado a la historia y que hizo soñar con un Espanyol grande. La historia, finalmente, no acabó bien.