El Nápoles avisa al Madrid con una goleada

Mar Bianchi

El Nápoles está decidido a plantar cara al Real Madrid. Los ‘partenopei’ quieren invertir la mala suerte que tuvieron en el sorteo de octavos de Champions con mucha energía, en Campania todos están seguros de que pondrán las cosas difíciles a los merengues. Se respira ilusión, ganas de hacer historia.

La primera prueba tras el sorteo fue ante el Torino (5-3) y la actuación de los napolitanos fue altísimo nivel desde el inicio. No importa si Milik se lesiona, si Gabbiadini está desaparecido o si Insigne sigue falto de puntería. Sarri ha convertido a Mertens en su mejor goleador. Con el belga desencadenado, la primera media hora fue letal para los turineses.

Los ‘azzurri’ lo movían el balón con fluidez, lo recuperaban y llegaban al área de Hart con facilidad. Y en 22 minutos, Mertens rompió el partido con un tripelete, entre el primer y el tercer gol apenas pasaron 10 minutos. El 14 del Nápoles arrasó en San Paolo. Con tal vendaval, el Torino estaba desaparecido en combate. Baselli tuvo una ocasión de abril el marcador granata, pero eran más las acciones de Callejón, Hysaj Insigne.

La segunda mitad comenzó con más opciones de gol de los locales. Callejón lanzó un disparo desviado e Insigne remató por encima del larguero de Hart. En el 58, Belotti salió al rescate de los ‘granata’ y batió a Pepe Reina por la izquierda. Empezaban a crear peligro el Toro, cuando otro gol, de Chiriches a pase de Callejón volvió a arrebatar la ilusión de los visitantes. El marcador iba 4-1, pero faltarían aún más goles.

Un fallo garrafal de Pepe Reina, no se escapó un balón que ya había atrapado, se convirtió en gol de Rossettini para el 4-2. Cuatro minutos después, una locura de gol de vaselina de Mertens enmudecía al San Paolo. Otra vez el belga, seguía con la misma fuerza que en el primer minuto. Poco antes del pitido final, el colegiado pitó un penalti para el Toro por una fuerte entrada de Callejón. Iago Falque fue el encargado de convertir la pena máxima para el 5-3 final.

Un partido cargado de goles y emociones, con un extraordinario Nápoles y un Torino que dejó bastante que desear. Los de Zidane pueden tomarse el choque como un aviso: los napolitanos van a dar mucha guerra en Champions.