El Barça protege a Ansu Fati

Luis Suárez explica cómo cuidan a Ansu Fati y a Griezmann en el vestuario

Luis Suárez explica cómo ciudan a Ansu Fati y a Griezmann en el vestuario / Fox Sports Argentina

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Ansu Fati es uno de esos nombres que, de vez en cuando, aparecen en La Masia. Ese del que todos hablan maravillas, para quien la frase “llega seguro” se convierte en casi un apellido. “Ansu Fati llega seguro”, han repetido como un mantra técnicos, compañeros y todo aquel que le ve a menudo entrenando y jugando en la Ciutat Esportiva.

Y no solo se trata de llegar, imprescindible para triunfar en el Camp Nou, sino que también es necesario mantenerse. En eso está el Barça, en evitar que se repitan experiencias desagradables vividas con otros canteranos a los que la exposición mediática ineludible les causó serios problemas de adaptación y, en algunos casos, un obstáculo que frenó su futura carrera de blaugrana. Leo Messi es irrepetible y ni siquiera la cautela inicial de Rijkaard pudo ser un dique de contención ante la explosión de tanto talento. 

El guineano es, a día de hoy, futbolista del primer equipo. Desayuna, come, se entrena y tiene los mismos días libres que De Jong, Luis Suárez o Ter Stegen. Uno más en la plantilla hasta nueva orden. Se lo ha ganado debutando “con desparpajo”, como definía Ernesto Valverde. El 25 de agosto cambió su vida para siempre. Fue el segundo cambio del técnico ante el Betis, en el minuto 78, y ya nada volverá a ser igual.

Dos días más tarde acudió, como estaba previsto, a la inauguración del Estadi Johan Cruyff. Le costó entrar en las instalaciones porque fueron muchos los aficionados que querían hacerse una foto con él, pedirle también un autógrafo. Y él se paraba con todos y cada uno de los seguidores que se lo pedían, pero tiene solo dieciséis y no está acostumbrado a ello, aunque siempre hubiera soñado con que algún día pasara. 

"Ha perdido la intimidad"

Tras el partido ante el Betis se sucedieron portadas de diarios, artículos de prensa, reportajes televisivos o minutos de tertulias en las radios en los que su nombre aparecía como protagonista. Su imagen llegó a todos y cada uno de los seguidores del Barça que tienen móvil a través de las redes sociales.

Pero eso no fue nada comparado con lo que ocurrió tras marcar su primer gol ante Osasuna en El Sadar. A partir de ahí, el ‘Big Bang’. Copó portadas, abrió informativos y su nombre sonaba en cada bar. “Ha perdido la intimidad”, explican desde el Barça. Como recuperarla es imposible, la única salida es gestionar de la mejor forma posible tal explosión mediática.

Ansu Fati, mientras, siguió haciendo su vida. Al día siguiente llamó al club para pedir cinco entradas para ver el Barça B-Nàstic, de nuevo, en el Estadi Johan Cruyff. No hubo problema para que así fuera, aunque le aconsejaron que ocupara una localidad del palco, donde acusaría menos la presión que supone verse rodeado de tantos seguidores.

Además, un coche fue a buscarle para llevarle directamente al estadio junto a su hermano Miguel, que también juega en las categorías inferiores del Barça. Pese a estar en el palco, no dejó de hacerse fotografías con los aficionados que se acercaban a él. Paralelamente, desde el Barça también aconsejaron a su padre, Bori Fati, que rebajara sus apariciones en la prensa para no añadir presión extra a su hijo, algo que entendió a la perfección.

“Sigue siendo un crío”, aseguran en la Ciutat Esportiva. No en un sentido peyorativo, sino en el más literal del concepto. Nada más acabar de atender un compromiso publicitario en Sant Feliu de Guíxols para promocionar la asistencia al Estadi Johan Cruyff, pidió regresar a la Joan Gamper, donde pasa todas las tardes. De hecho, es el único futbolista a día de hoy del primer equipo que dedica su tiempo libre por las tardes a visitar a sus compañeros en La Masia, donde pasa las horas. Lo hace la mayoría de veces acompañado de su hermano Miguel, en edad infantil. Como cualquier chico de dieciséis años que se junta con sus amigos en un parque, pero, en su caso, habiendo dejado atrás su anonimato, ese que recupera, de hecho, cuando está en su casa, la Ciutat Esportiva, donde sigue siendo uno más y no debe estar pendiente de las cámaras indiscretas que buscan su foto para colgar, como si se tratase de un trofeo, en Instagram.

Un crecimiento exponencial en las redes

No debe ser nada fácil digerir el hecho de pasar de tener alrededor de 67.000 seguidores en Instagram antes de debutar a contar con casi 840.000 después de marcar su primer gol en Pamplona. Eso le ha ocurrido en un par de semanas a Ansu Fati, que ha visto como el móvil se le inundaba de seguidores. Es por ello que, desde el club, le han aconsejado que se lo tome con calma.

Y así ha sido. En las últimas semanas solo ha colgado cuatro fotografías suyas: el debut ante el Betis, la inauguración del Estadi Johan Cruyff, la imagen que Messi colgó abrazándole y su primer gol.

El canterano debe seguir con la misma vida que llevaba antes y el Barça está haciendo todo lo posible para que así sea. No está siendo nada difícil porque Ansu Fati sigue a lo suyo, aquella máxima tan ‘cruyffista’ de “jugar y disfrutar”. Como cualquier chico de su edad.