Opinión

Xavi año III, estabilidad y exigencia

Xavi Hernández saluda a Joan Laporta.

Xavi Hernández saluda a Joan Laporta. / EFE

La continuidad de Xavi al frente del equipo por tercera temporada consecutiva es evidentemente un síntoma de estabilidad en el proyecto del Barcelona actual. El trabajo en construcción en el que tanto ha insistido en su discurso, debe seguir pero debe estar ya más cerca de terminar.

El que comenzará la temporada que viene, ya es un proyecto de estabilidad, ya es un proyecto de recorrido. Ahora el equipo ya no puede estar en construcción. Ha habido tiempo suficiente desde el inicio del trabajo de Xavi en el banquillo. En el fútbol actual no hay temporadas de transición y sí exigencia permanente y más, cuanto más grande es el club. Ahora el perder debe traer consecuencias. Otro año sin títulos sería absolutamente inaceptable y muy decepcionante. Ahora sí tiene que dar para competir más. 

Es hora de resultados y de consolidación. Tanto para el entrenador como para el presidente. Las palabras y las explicaciones están muy bien pero es hora de hechos. Será la temporada del 125 aniversario, especial y la del regreso e inauguración del Nuevo Estadio y requiere un club y una plantilla a la altura de las circunstancias.

Ambos habrán tenido tiempo más que suficiente como para dar o tratar de dar forma a sus respectivos proyectos. Es hora de exigir resultados tanto deportivos como institucionales

La herencia recibida ya ha quedado muy lejos y sí, era pesada, muy pesada, pero eso se sabía y tiene que estar en vías de irse solucionando. Se han invertido muchos millones estos años en la plantilla que ya tiene el sello propio del presidente Laporta y sus asesores, con las millonarias llegadas de Ferran Torres, Koundé, Raphinha o Vitor Roque. Ya apenas quedan restos de épocas pasadas, y casi todos llegaron o habrán llegado en la reconstrucción.

Ya no valen excusas sino respuestas. Si Laporta se vio capaz de tomar las riendas en la situación que lo hizo, es porque se veía con las fuerzas, las decisiones y las ideas adecuadas para revertirla y se va acercando el final de su mandato. Serán sus dos últimas temporadas hasta junio del 2026, y el tiempo apremia. 

Xavi ha gozado del crédito, del cariño, como el mismo reconoce, y de la confianza de la masa social. No diría que un crédito ilimitado pero sí lo suficientemente amplio como para poder ponerle el sello de identidad a su proyecto. Pero la próxima temporada tendrán que dar un paso adelante aún mayor. Al margen de la obligada apuesta por los jóvenes, el equipo deberá ofrecer espectáculo y obtener resultados con una plantilla que debe ser altamente competitiva. 

Si no se ven capaces, están a tiempo, pero saben que la próxima será una temporada de estabilidad y de máxima exigencia.

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