Maldito diario: Karim Benzema

Después de tantos años a la sombra, ya tengo el Balón de Oro en mis manos

Ya es el segundo balón que me regalan en dos días, después del que me puso en bandeja la defensa del Barça en el Clásico

Karim Benzema celebra un gol

Karim Benzema celebra un gol / AFP

SPORT by Panenkabenze

Querido diario. Por fin ha llegado mi momento. Después de tantos años a la sombra, ya tengo el Balón de Oro en mis manos. Menudos dos homenajes que me he pegado en pocas horas, uno el domingo y otro el lunes.

Ya es el segundo balón que me regalan en dos días, después del que me puso en bandeja la defensa del Barça en el Clásico. Ahora resulta que le gusto a todo el mundo. Me aplauden incluso aquellos que no me dejaban pasar ni una, los que más me criticaban, los que decían que se habían hartado de mí...

Ya sabes, los aficionados del Madrid. Ha costado, pero ya me ven como uno más en la capital de España. Sí, soy uno de ellos: piensa que algunos periódicos me han dado más protagonismo en portada que a la primera española que gana dos Balones de Oro seguidos en toda la historia. Cuando lo pienso, no me lo creo.

Me tuve que poner gafas para no estar toda la gala frotándome los ojos. Hoy todos flipan con mis controles, con mi capacidad goleadora, con mi liderazgo. Y lo de ganar la Champions ha ayudado bastante, no te lo voy a negar.

Con todo esto, a algunos les debe haber explotado la cabeza: los que decían que el Real Madrid no mereció ganar la Copa de Europa eran los mismos que tenían clarísimo que yo merecía ganarla porque ‘claro, menuda Champions se marcó el tío con el Madrid’. Qué cosas. Otros preferían que se lo llevara Courtois. Pobre Thibaut, ni en el podio se ha colado. A los mejores porteros del mundo nadie les mete más goles que el Balón de Oro.

Este galardón es el premio a muchos años de trabajo. Siempre he sido un futbolista de equipo, dispuesto a que fueran mis compañeros los que destacaran en los resúmenes de mejores jugadas, en las galas de premios. Cristiano Ronaldo, Modric, Valbuena… Eran ellos los que salían en los vídeos.

Mi intención siempre era sacarles lo mejor que tenían. Supongo que por eso me quedé cinco años sin ir con la selección francesa. No se acordaban de mí. Pero he acabado obligando a Deschamps a retroceder. Seguro que no le ha importado: es lo que hacen siempre sus equipos cuando van ganando.