Otro esperpento de Zidane en Cornellà
Zinedine Zidane, entrenador del Real Madrid, volvió a liarse con una alineación tan extraña como vacía de intenciones. Un once sin delanteros cuyo resultado fue la quinta derrota de la temporada en LaLiga, y la séptima en todas las competiciones. Puso a tres titulares, y los tres defensas, más Isco y Bale, que entre los dos hacen el cuarto. Dejó fuera a Carvajal, Cristiano y Benzema, con Casemiro, Marcelo, Kroos y Modric lesionados. Y el Espanyol tomó nota para desnudar tanto vacío.
FÍN A 10 PARTIDOS DE GOLEADAS
Zidane puso a Bale de 9, pero huyó constantemente de pelearse con los centrales pericos. Y, como extravagancia final, mandó a Ramos al ataque para tener tres delanteros centros junto a Benzema y Mayoral, a los que recurrió a última hora. Gerard aprovechó la ausencia del capitán blanco para marcar el gol de la victoria. Además, el francés dio descanso a Cristiano, pero no buscó un plan ofensivo que sustituyese su pegada, y perjudicó la mentalidad de un equipo que había resuelto sus problemas goleadores.
El francés fue el principal responsable de volver a dejar seco al equipo después de 10 partidos goleando en los que había recuperado la confianza ofensiva. Volvió a equivocarse de estrategia, porque de nada le sirvió entrar por las bandas para no tener a quien centrar en el área. El Espanyol le cedió los carriles donde Asensio e Isco fueron dos caricaturas difusas: individualistas y haciendo la guerra por su cuenta.
CULPAN AL ESLABÓN MÁS DÉBIL: LLORENTE-KOVACIC, QUE CUMPLIERON
Lucas Vázquez tampoco aportó nada, se le vio cansado, torpe y sin ideas. El entorno blanco culpa a Llorente y Kovacic, los eslabones más frágiles, pero los dos cumplieron sobradamente con su papel de contención y no fueron ellos los que se ausentaron del partido. Conectaron sin problemas con Isco, Lucas y Asensio que hicieron un fútbol horizontal y estéril provocado por la falta de referentes en ataque, papel que tenían que haber representado ellos mismos junto a Bale.
Al esperpento se sumó la defensa, que de nuevo se echó demasiado atrás comandados por un Ramos que duda de su velocidad. Esto propició los espacios en el centro del campo. Al final Zidane dijo que no merecieron “perder 1-0”, y es cierto porque lo justo hubiese sido un 2-0 si no anulan un gol legal a Gerard.
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