Camavinga, la pieza del puzle por perfilar en el Real Madrid

El centrocampista francés es un prodigio como futbolista, pero Ancelotti no acaba de encontrarle la posición donde encajarlo

En el Real Madrid no hay ningún tipo de prisas, están ilusionados con el francés al que con 19 años le queda mucho por crecer

Camavinga sigue siendo un enigma para Ancelotti

Camavinga sigue siendo un enigma para Ancelotti / AFP

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

Eduardo Camavinga ha caído de pie en el Real Madrid. Un tipo optimista por naturaleza, siempre con la sonrisa en los labios y que transmite empatía. Un futbolista que expresa en el campo ese desenfado que lleva dentro. Es feliz de conocerse y más cuando Ancelotti le da minutos. Muchas veces su vigor ofusca su misión lo que para el italiano supone un enigma. No sabe muy bien como encajarlo en el puzle de un equipo hecho, pero necesita de un futbolista de sus características. Diferente al resto.

Camavinga es un jugador exquisito, técnico, elástico, duro, rápido y con visión de juego, un compendio de condiciones que el italiano busca como rentabilizar. Y no es por falta de oportunidades, porque tira de él cada vez que puede. Ha participado en todos los partidos que han jugado esta temporada el Real Madrid, 17, seis de titular. Es el decimocuarto hombre más utilizado por el italiano, que tiene fe en sacar su mejor versión como ha hecho con Fede Valverde.

OPTIMISTAS EN SU SEGUNDA TEMPORADA

Es su segunda temporada en el Real Madrid con solo 19 años y va adquiriendo una experiencia que acabará dando sus frutos tarde o temprano. Desde el club recuerdan que Vinicius, Valverde y Rodrygo han necesitado tres temporadas para mostrar su mejor versión y el francés está recorriendo ese camino en un sendero en el que la competencia es enorme. Por delante tiene vacas sagradas de las que está aprendiendo el oficio como son Modric y Kroos y solo necesita tiempo y no descarriarse para ser el futbolista que imagen en el club.

Dice Deschamps, seleccionador francés, que cuando juega junto a Tchouameni son como el agua y el aceite, pero los buenos futbolistas acaban fusionando sus estilos dentro de un sistema en el que cada uno debe comprender su papel. Ambos son muy jóvenes y es solo una cuestión de tiempo para que acaben de encajar. De momento Camavinga es un espíritu libre cuando sale a jugar, producto de esa inexperiencia y ansia de querer comerse el mundo de un bocado. Pero nadie duda de que tiene trazas de pelotero de primer orden.