El Tottenham gana al colista de casualidad
Jordi Blanco
Tomando el discurso de Ernesto Valverde, "no voy a pedir perdón por ganar", el Tottenham sobrevivió a un domingo de infarto en Wembley y derrotó al Crystal Palace en un partido que, probablemente, mereció perder. El colista lo hizo todo menos marcar y señalado por el mal fario, encajó el 1-0 en el primer disparo con verdadero peligro de los Spurs. Tocado en la moral, fue incapaz de recuperarse del golpe.
Presentado como ejemplo para el fútbol, el Tottenham que destrozó al Real Madrid sufrió una dura resaca en su regreso a la Premier. Solo le faltó la lesión de Lloris para convertir lo que debía ser un derbi tranquilo en una matinal enloquecida y que llegó a poner a prueba la calma del venerable Roy Hodgson, cuya misión de salvar a los Eagles se presenta tan monumental como inexplicable fue su derrota este domingo.
Apenas habían transcurrido tres minutos de partido cuando un centro al área local que sorprendió despistados a todos los defensas acabó con Paulo Gazzaniga, el sustituto de Lloris y que debutaba con los Spurs, atropellando de mala manera a Sakho, propinándole un soberano bofetón que el árbitro interpretó... Como nada.
Un penalti de campeonato que no fue señalado y que dio a entender al Palace que podía soñar con dar un disgusto a un rival al que no ganaba a domicilio en Liga desde 1997 y al que, quizá, podía meter mano aprovechando un cierto cansancio tras su victoria en Champions.
Lo peleó el equipo de Hodgson, le plantó cara al Tottenham, tuvo mejores y más claras llegadas, pero no tuvo el acierto necesario ante la portería de Gazzaniga. Evidentemente lo acabó pagando caro. La resolución del choque se resumió en el tiempo, poco, que pasó entre el mal remate de Zaha y el acertado de Son. Del 0-1 al 1-0; del todo a la nada para el Palace.
En el minuto 57 Zaha, a la carrera, dribló con magnificencia la salida, tardía y horrorosa de Gazzaniga, se escoró pero quedó con la meta en su mirada... Y remató, raso, demasiado cruzado.
Los lamentos de los fans de su equipo se repitieron poco después cuando el meta local se encontró, de casualidad, un remate con sabor a gol. Y llegaron al clímax en el minuto 64, cuando Heung-Min Son le coló un excelente disparo ajustado al palo de Speroni para derrumbar sus ilusiones.
Con ello se bastó el Tottenham para recuperar la senda del triunfo en la Premier. No lo mereció, ni de lejos pero, probablemente, Pochettino pudo pensar en la frase de Valverde y no pidió perdón, ni al pobre Hodgson ni a nadie, por ganar.
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