Opinión

El PSG, un club acomplejado y envidioso

Me atrevería a decir que esa animadversión de la afición y de la directiva parisinas no tiene reciprocidad en la afición azulgrana.

Resumen, goles y highlights del PSG 2 - 3 FC Barcelona de la ida de los cuartos de final de la Champions

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Envidioso, sin historia, sin tradición, sin ni siquiera el glamour que se le presume a la ciudad que lo acoge, París. El PSG parece un club acomplejado. Recela de la grandeza del Barcelona porque envidia su historia, las estrellas que han llevado su escudo. Porque hay cosas, aun hay cosas, que no se pueden pagar con dinero, ni por los clubes estado. La historia, el palmarés, el sentimiento y la tradición de los clubes centenarios como el Barcelona.

El pasado miércoles volvió a recibir el Barcelona un trato hostil por parte de un sector de la afición francesa. Es la nueva rivalidad europea pero sobre todo un extraño odio de aficionados extremos franceses que no tiene proporción.

Es difícil saber la génesis de todo aunque, evidentemente, el punto de inflexión debe ser la humillación europea, la más grande de la historia y aquel increíble 6-1 coronado con el mágico gol de Sergi Roberto. Dolió y dolió mucho. 

Un club que fue incapaz de valorar que el mejor jugador de todos los tiempos se pusiera la camiseta de su club. Tuvieron a Messi y ni siquiera supieron disfrutarlo. Messi aborreció el trato que le dispensaron algunos ingratos seguidores del club parisino.

El propio Neymar, uno de sus jugadores franquicia en los últimos tiempos, mostró su alegría y casi mofa por el éxito de Raphinha y el Barcelona en el choque de ida.

El PSG, un querer y no poder

Por desgracia para ellos, tienen un estadio pequeño, ruidoso pero sin la grandiosidad o magnitud de la que tenía el Camp Nou o presuponemos que tendrá el nuevo estadio culé. Es un querer y no poder en todos los órdenes deportivos. Compiten en una liga menor, totalmente desequilibrada, por más que los puristas del fútbol galo renieguen de la llamada liga de granjeros. Pero de ahí a equipararla con nuestra liga, media un abismo.

Me atrevería a decir que esa animadversión de la afición y de la directiva parisinas no tiene reciprocidad en la afición azulgrana. No es el rival histórico, no tiene el pedigrí suficiente. Es un nuevo club poderoso pero no hay tantas batallas encarnizadas como contra el Madrid, el Bayern o el Manchester United. Sí hay un efecto reacción de los aficionados culés ofendidos, lógicamente por la hostilidad cada vez que los ultras parisinos y algunos menos ultras repiten aquello del “Puta, Barça”, (con perdón), pero no rivalidad de tradición deportiva. 

Las directivas están en bandos contrarios. Al Khelaïfi abraza a la UEFA y preside la ECA mientras Laporta apuesta por la Superliga, pero ni siquiera eso justifica ese odio.

Nunca han ganado una Champions y si el Barcelona cumple, seguirán sin conseguirlo una temporada más a pesar de haber tenido al carismático Mbappé en sus filas. Es lo que tienen la envidia y los complejos.