Dembélé solo le sirve al Barça sobre el césped

Dembélé, en una imagen de archivo

Dembélé, en una imagen de archivo / VALENTÍ ENRICH

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Txiki Begiristain, siendo director deportivo del Barça, se fue un día a Lyon para charlar con Benzema. Quería saber, antes de dar el paso definitivo, a quién iba a fichar. Quería conocer a la persona tras investigar al futbolista a través de vídeos e informes. Las relaciones humanas van más allá del ‘Whatsapp’ o el ‘Instagram’.

Karim, según relatan las crónicas de 2008, nunca miró a los ojos a su interlocutor, que le puso la cruz de regreso a Barcelona. Benzema firmó por el Madrid y confirmó todo lo que apuntaba, dentro y fuera del campo, como se vio tras su condena por extorsión. Si el fin justifica los medios depende de los valores de cada uno. Txiki creyó que no.

Cuando el Barça fichó a Dembélé no fue necesaria ninguna charla que aportara luz alrededor de su personalidad porque fue el propio Barça quien forzó que el jugador forzara, de malas maneras, su salida del Dortmund, que le acabó apartando del equipo y aceptó su salida. No sin antes ingresar una millonada inexplicable. El ‘modus operandi’ del francés, un futbolista indescifrable sobre el césped y vestido de calle, sigue siendo el mismo. Es su forma de ser y el Barça, cuando aterrizó en el Camp Nou, la aceptó, así que ahora no le queda más remedio que seguir aceptándola.

La primera reacción del culé con Dembélé es de hartazgo, la segunda de desesperación y la tercera de indignación. Superados todos los sentimientos posibles, llega el momento de ser pragmáticos y actuar pensando en la mejor forma de beneficiar al Barça. Enfadarse es humano y comprensible por la actitud de un futbolista que durante su etapa en el Camp Nou ha sido el cometa Halley, iluminando cada cierto tiempo y desapareciendo el resto sin saber nada de él. La llegada de Xavi sirvió para imaginar un futuro mejor con Ousmane, pero los delfines nadan, las serpientes reptan y las aves vuelan. No se puede ir contra la naturaleza de quien es como es. Para lo bueno y para lo malo.

A partir de ahí, actuar como si Dembélé fuera Ilaix Moriba no tiene ningún sentido. Del canterano se intuía mucho más de lo que se veía y apartarle del equipo no resultaba ningún problema a nivel deportivo. Todo lo contrario que Ousmane, hoy el futbolista más determinante del Barça, que no puede plantearse otra cosa que no sea exprimir todo su talento mientras siga cobrando del club. Xavi, que está demostrando ir dos pasos por delante que la mayoría de quienes forman, dentro y fuera, el barcelonismo, lo tiene claro. Dejarle en la grada sirve para alimentar las vísceras, pero usarle en el césped es la mejor forma de demostrar ser el más fuerte.