El Barça está salvado... pero sigue enfermo

Joan Laporta y Lluís Mascaró, en el despacho del presidente azulgrana

Joan Laporta y Lluís Mascaró, en el despacho del presidente azulgrana / David Ramírez

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Las palancas de Laporta han salvado al Barça de la ruina. Vender activos y adelantar ingresos futuros no ha sido la mejor solución para evitar la quiebra. Pero ha sido la única. Y ha permitido, además, construir un equipo competitivo. Sin embargo, la situación económica del club continúa siendo preocupante: existe un déficit operativo anual de 200 millones de euros. Todavía hay más gastos que ingresos y eso hace imposible la sostenibilidad de la entidad. Las palancas no son eternas y hay que buscar alternativas para hacer viable el futuro.

Laporta tiene un plan a medio y largo plazo que pasa por tres ejes estratégicos: la reducción de la masa salarial (hasta los 450 millones), la participación en la Superliga (que aseguraría unos 300 millones de euros por temporada) y la construcción del Espai Barça (que aumentaría los ingresos en 200 millones anuales). Cuando este círculo virtuoso económico funcione a pleno rendimiento, el Barça será uno de los clubs más solventes del mundo. Mientras tanto, habrá que seguir gestionando con cautela y tomando decisiones quirúrgicas que permitan continuar creciendo deportivamente.

La resurrección del Barça no está siendo tan fácil como Laporta se la imaginaba antes de iniciar su segunda etapa al frente del club. Básicamente porque la herencia recibida ha sido mucho peor de lo previsto. Lo importante, de todas formas, ha sido poder revertir la decadencia y empezar a visualizar que un futuro mejor es posible. Un futuro que pasa, indefectiblemente, por mantener el actual modelo de propiedad.

Laporta asegura, en la entrevista exclusiva que ha concedido a SPORT, que mientras él sea presidente el Barça no será jamás una sociedad anónima. Y defiende la activación de las palancas como la mejor forma de evitar tentaciones y permitir que los socios y socias continuen siendo los dueños del club. Esta singularidad debe permanecer inalterable porque es lo que hace posible que el Barça, a pesar de sus problemas económicos y sus fracasos deportivos, sea ‘més que un club’.

Y hablando de fracasos: Laporta reconoce que la prematura eliminación de la Champions, por segunda temporada consecutiva, ha sido un golpe muy duro. Pero el presidente sigue manteniendo su total confianza en Xavi porque es el mejor entrenador posible para construir un nuevo Barça que ya empieza a generar buenas expectativas. Tener la certeza de que el equipo llegará a Navidad como líder de la Liga es, sin duda, un enorme bálsamo...