El Barça dejó escapar vivo al Espanyol

Mateu Lahoz, en el derbi

Mateu Lahoz, en el derbi / J. Ferrandiz

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Derbi como los de antaño, con pasión, polémicas y casi ofreciendo una crónica de sucesos gracias al arbitraje de Mateu Lahoz. Con mayor o menor incidencia del colegiado, sí quiero dejar constancia que los de Xavi deben reflexionar sobre la falta de convicción a la hora de ir a buscar el segundo gol que, con toda seguridad, habría sentenciado el partido.

No es la primera vez que el Barça constata que si no juega con máxima intensidad y una alta velocidad en la circulación del balón, es un equipo que puede llevarse más de un susto. Como ayer sucedió en la acción del penalti del Espanyol. Hasta ese momento Ter Stegen pasó absolutamente inadvertido.

Y es que el Barça arrancó bien. Con una primera ocasión de Gavi, sin duda, el mejor del equipo en el primer tiempo. De Jong ejerció de Busquets, con salidas muy cómodas y apoyado casi en la misma línea por Pedri. Una comodidad y una fluidez que, curiosamente, no se tradujo en agresividad e intensidad en los metros finales.

Reacción final

El Barça no intensificó su juego hasta que se vio con el 1-1 en el marcador. Y en ese momento, entre las decisiones de Mateu Lahoz y numerosas precipitaciones -por momentos se confundió la velocidad con la precipitación en el pase- dieron al traste con la opción de marcar el segundo gol.

Lo más importante es tomar nota y sacar la experiencia necesaria para no repetirla en el futuro. En días importantes, como el de ayer, el Barça jugó con fuego y acabó quemándose. Con el marcador a favor y el dominio absoluto de la iniciativa, el equipo debe aprender a sentenciar y evitar tropiezos finales.