Viñales pide una moto ganadora

Maverick Viñales, eufórico en el podio de Australia

Maverick Viñales, eufórico en el podio de Australia / EFE

Laura López Albiac

Laura López Albiac

490 días. 1 año, 4 meses y 3 días. 25 carreras. Es el tiempo transcurrido entre la última victoria conseguida en el Mundial por Yamaha, la lograda por Valentino Rossi en Assen 2017, y la que firmó este domingo en Australia un renacido <strong>Maverick Viñales</strong>. En su caso, la racha era aún peor, más larga. Su última victoria databa del 21 de mayo de 2017 en Le Mans. Demasiados meses de sequía para un piloto que hace dos años llegó a Yamaha convencido de que sería su catapulta al título de MotoGP.

Por eso, la victoria lograda en Phillip Island tiene más valor por su aspecto psicológico y emotivo que por lo estrictamente deportivo. El piloto catalán, que llegó desesperado a Australia tras su nefasta carrera en Japón, necesitaban una carrera así para afrontar con ánimos la próxima temporada, que presenta el gran desafío de batir a Marc Márquez.

"Por fin puedo disfrutar. Lo he pasado mal, ha sido un año duro porque no he podido dar mi 100%. Quiero agradecer a la gente que está conmigo porque los momentos no son fáciles siempre y hay mucha gente que me ha apoyado" dijo un emocionado Maverick en la rueda de prensa de Australia. Explicó que piensa raparse al cero (seguramente lucirá ya así en Malasia el próximo fin de semana): "Estaré feo, pero una promesa es una promesa", dijo. Es el 'precio' por romper el 'maleficio' de 25 carreras sin ganar para Yamaha. 

"Necesitábamos esta victoria. Espero que Yamaha pueda ver que pueden ganar carreras conmigo y me den una moto competitiva para mí si quieren seguir ganando, una moto con la que pueda pelear por el título. Parece que estoy para ganar carreras con simbolismo, conseguí la victoria 500 y ahora esto. Estoy muy contento, también por el equipo. Esta victoria arregla este momento que vivimos, pero no toda la temporada. La racha es consecuencia de no hacerlo bien: estoy realmente emocionado", espetó.

Y es que el éxito puntual en Australia apenas 'maquilla' un desastre de temporada para Yamaha, que de cara al próximo año se enfrenta a una importante decisión: Seguir el camino que les marque Valentino Rossi en el desarrollo de la nueva M1 o apostar claramente por las preferencias de Maverick Viñales.