30 años de la inauguración de los Juegos: El mundo se rindió a Barcelona

La extraordinaria ceremonia de apertura fue elogiada por su majestuosidad e innovación

El último relevo de Epi y el encendido del pebetero con una flecha, los momentos más emotivos

30 años de la inauguración de los Juegos: El mundo se rindió a Barcelona

30 años de la inauguración de los Juegos: El mundo se rindió a Barcelona / YouTuBe

Josep González

Josep González

Pasaban ocho minutos de las once de la noche del sábado 25 de julio de 1992. Después de más de tres horas de una espectacular y brillante ceremonia de inauguración en el entonces Estadio Olímpico de Montjuïc, los Juegos de Barcelona, los Juegos de la XXV Olimpiada, alzaban oficialmente el telón.

Lo presenciado en el coliseo de la ‘montaña mágica’ por 70.000 espectadores y por más de 3.500 millones de personas por televisión en el mundo fue, por encima de todo, un espectáculo vivido con emoción y que fue calificado como un montaje extraordinario, fantástico, insuperable, con brillantes imágenes como la puesta en escena de La Fura del Baus o el encendido del pebetero por el arquero Antonio Rebollo que quedarían para siempre grabadas en nuestras retinas.

La original e innovadora ceremonia creada por Ovideo-Bassat-SPORT (OBS) recibió el aplauso unánime de la prensa internacional: “Los Juegos más universales después de la guerra” (Le Monde); “Nobleza, majestuosidad y mitología se encontraron con deportistas, bailarines, músicos y artistas en la fiesta de Catalunya, España y del Mediterráneo” (Midi Libre); “Cánticos y magia escenificada dan luz a la 25 Olimpiada” (La Gazzetta dello Sport); “El Olimpo del nuevo mundo en el macroespectáculo de Barcelona” (Il Corriere della Sera); “En Barcelona se vivió un día de paz; la ceremonia fue fastuosa” (La Repubblica).

Olas en el mar del Estadio de Montjuïc

La ceremonia arrancó con los sones del ‘Barcelona’ de Freddy Mercuri y Montserrat Caballé para, posteriormente, resaltar en diversos actos la cultura catalana y la española. Poco después, el espectáculo ‘Mediterráneo, mar olímpico’ que escenificó en el estadio La Fura dels Baus fue uno de los momentos más aclamados. La pista de Montjuïc se transformó en un mar surcado por un velero modernista que luchaba contra monstruos marinos y un temporal simulado.

El tradicional desfile de los 172 países participantes en los Juegos llegó a su punto álgido con la aclamación de la delegación española, que lo hizo en último lugar en calidad de anfitrión y que tuvo al entonces Príncipe Felipe como abanderado. Otra de las imágenes mágicas de aquella noche en Barcelona fue el despliegue de una gigantesca bandera de 105,7 metros de largo por 72 de ancho con los aros olímpicos bajo los atletas que nuestro diario SPORT troceó posteriormente y cuyos fragmentos fueron sorteados entre sus lectores.

El instante cumbre y más emotivo

Epi, en el último relevo de la antorcha olímpica

Epi, en el último relevo de la antorcha olímpica / EFE

El jugador del Barcelona de basket, Juan Antonio San Epifanio ‘Epi’, dio otro de los momentos más emotivos de la ceremonia inaugural al correr el último relevo con la antorcha olímpica. Epi, ante el clamor de la grada, pasó la llama sagrada procedente de la ciudad griega de Olimpia al arquero Antonio Rebollo, un medallista paralímpico. Tras unos instantes de tensión, la flecha de fuego trazó una parábola sobre el Estadio Olímpico y encendió el pebetero.

Antonio Rebollo justo antes de encender el pebetero

Antonio Rebollo justo antes de encender el pebetero / EFE

Lo que después seguiría en los próximos quince días ya es historia. España lograría 22 medallas y los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 quedarían en el imaginario colectivo como los mejores de la historia. Hasta hoy...

Abad: “En Barcelona 92 todo el mundo hizo lo que tenía que hacer”

El exconsejero delegado del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, Josep Miquel Abad, considera que una de las claves del éxito del evento fue que “todo el mundo hizo lo que tenía que hacer”. En una entrevista con EFE, una de las figuras relevantes en la organización de Barcelona 92 destacó la implicación de todas las administraciones y puso en valor el legado “físico y moral” de los Juegos en el progreso de la capital catalana. Cuestionado por el momento de los Juegos que recuerda con más emoción, Abad señala: “Imposible elegir uno solo porque hubieron tantos... El recorrido de la antorcha por España fue una emoción continuada por los miles de personas que la esperaban en cada sitio. No importaba si era mediodía o medianoche. También el encendido del pebetero por Antonio Rebollo con la flecha fue una mezcla de emoción y un ‘uf’ por el ‘canguelo’ de que saliera mal”.