REPORTAJE

Los abusos sexuales en el deporte, una lacra oculta

Antonio Peñalver, medalla en Barcelona'92 reconoció haber sufrido abusos de su entrenador

Antonio Peñalver, medalla en Barcelona'92 reconoció haber sufrido abusos de su entrenador / EFE

Agustí Bernaus

Agustí Bernaus

Peor que las trampas, las apuestas y el dopaje. Más infame que la corrupción, los casos de abusos a menores han abierto la 'caja de Pandora', sellada a menudo por los propios clubs, corresponsables del delito.

Gloria Viseras, 51años, tres hijos. Ex gimnasta de élite. Necesitó 30 años antes de poder denunciar al exseleccionador Jesús Carballo. Cuando lo hizo era consciente de que el delito había prescrito y el juez archivó el caso en el  2013. La historia aún no ha terminado. Ahora es Antonio Peñalver, el subcampeón olímpico de Barcelona’92 quien con su denuncia contra el exseleccionador Miguel Ángel Millán, 34 años después, anima a que otros sigan sus pasos. Los dos casos son los más conocidos, aunque hay bastantes más. ¿Alguien ha olvidado el de los profesores de gimnasia de los Maristas de este mismo año en Barcelona? ¿O el del profesor de kárate de El Fraile, en Tenerife? ¿O el de la escuela de kárate Torres Baena de Las Palmas hace seis años?   

Un secreto y el corrillo

“La violencia en el deporte no es sólo la gente tirando objetos en un estadio de fútbol o pegándose en unas gradas. Hay que fijarse también en lo que ocurre en los vestuarios, en las piscinas y en los gimnasios. Existe mucha violencia que se ejerce contra el deportista desde dentro y lo desconocemos”. Gloria Viseras construye su discurso desde la experiencia. La exgimnasta fue sometida a abusos sexuales entre los 12 y los 15 años. Se encerró en si misma y durante años no se atrevió a hablar del tema:

“Era mi secreto y pensaba que si lo contaba nadie me iba a creer. Llegué a convencerme de que todo era culpa mía. Y cuando finalmente logré romper el silencio entonces me dí cuenta de que había otras chicas afectadas y que aquello era un tema de corrillo de la época. Entonces decidí que había que hacer algo”. Presentó una demanda porque el abusador seguía trabajando con menores. Quiso acabar con aquello. Y lo consiguió, no sin ser objeto de amenazas e insultos.

El trauma no prescribe

Viseras nunca recibió una llamada de la Federación de Gimnasia. Ni ella ni ninguna de las cinco chicas que decidieron contar sus experiencias. La Federación nunca abrió una investigación. Todo se vio y se está viendo aún en los juzgados. Las afectadas han necesitado muchos años, demasiados, antes de poder hablar. Algunos estudios de psicología sitúan el promedio de aceptación en torno a los 20 años. En España la prescripción penal se produce a los 10, 15 o 20 años según la gravedad del delito, abusos sexuales o violación, desde que la víctima cumple la mayoría de edad. Esta ley se aprobó en 1999, pero con anterioridad, los delitos cuentan a partir del momento en que se cometen. Debido a estas especiales circuntancias que padecen las víctimas, Carles Mundó, Conseller de Justícia de Catalunya ha propuesto que la prescripción comience a contar desde que el menor cumpla 30 años. 

Los síntomas

Las lesiones psicológicas suelen ser devastadoras ya que rompen el desarrrollo emocional del menor. “Los padres tienen que escuchar el silencio de sus hijos”, afirma la exgimnasta. El deporte no debería de cambiar la forma de ser del atleta. Cuando un crío se vuelve huraño, silencioso o deja de compartir los padres deberían de indagar. Los problemas físicos también pueden ser consecuencia de los abusos: Cefáleas, depresiones, bloqueos mentales, cuadros de anorexia o bulimia, intentos de suicidio... 

Los depredadores

Gloria Viseras tiene muy claro que los padres no es que tengan una venda en los ojos sino que “los abusadores son manipuladores natos. Con promesas de medallas han llegado a enfrentar a las familias. Los ‘depredadores’ anulan la autoestima de los críos para establecer una relación denominada  ‘grooming’. Nunca hay abuso sexual sin que previamente se produzca el abuso emocional o los malos tratos”.   

El proyecto europeo financiado por Erasmus Plus (http://voicesfortruthanddignity.eu/es/) y en el que trabaja Viseras anima a quienes han sufrido este tipo de abusos lo denuncien anónima o abiertamente.

Por el momento, los certificados de antecedentes penales para poder trabajar con menores y los controles de los clubs y entidades deportivas, aunque sea un primer paso,  son medidas exiguas.

La Federación de gimnasia de EEUU no hizo nada

Meses antes de que el Indianapolis Star revelara que 368 deportistas de Federación de Gimnasia de Estados Unidos hayan sido víctimas de agresiones sexuales por parte de entrenadores y dirigentes durante los últimos veinte años, Gloria Viseras ya explicaba a este periódico que “tenían tantas denuncias de diferentes clubs que no sabían que hacer”.  La investigación del periódico ha durado nueves meses y acusan abiertamente a la Federación de haber transferido algunos entrenadores a otros clubs para tapar el escándalo.

La mayoría de las víctimas eran chicas. Sólo a partir de la denuncia del periódico, la Federación reaccionó con un comunicado . El caso más lamentable es el que se refiere al médico de la selección durante 29 años, Larry Nassar, hasta que no fue denunciado por una exgimnasta otras 30 no se atrevieron.  El aluvión de demandas acabó por apartarle de la federación. Las mismas denuncias implicaron a Bela Karolyi, entrenador de la legendaria Nadia Comaneci, y a su mujer.