El último rugido del Camp Nou

Los más rezagados hacían cola para cumplir con la liturgia de entrar a toda prisa al Camp Nou y asombrarse de su majestuosidad. Da igual las veces que lo hayas visitado, siempre impresiona. Los turistas llevaban un buen rato y se habían pasado por los puestos de ‘frankfurts’, ya no les venía de pagar unos euros de más. Eran los prolegómenos de un partido importante porque el Barça de Quique Setién ya mostraba síntomas de debilidad y se había dejado días antes el liderato en el clásico del Bernabéu. Era necesario derrotar a la Real Sociedad y poner presión a los blancos, que al día siguiente visitaban el Villamarín.

Los 77.035 aficionados que acudieron la tarde del 7 de marzo al Camp Nou poco podían pensar que iba a ser la última por ahora. Es cierto, la palabra coronavirus ya flotaba en un ambiente un tanto enrarecido, pero más como un tema de conversación furtiva en las gradas y la zona de prensa, a la espera de que el balón echara a rodar.

Ese mismo sábado, horas antes de empezar el choque, la página web del Departamento de Seguridad Nacional reportaba 430 contagiados, entre ellos, ocho fallecidos por una enfermedad que, para muchos, no iba a pasar de una gripe.

El partido

Sobre el césped, nerviosismo. Braithwaite estrenaba titularidad y había salido a comerse el mundo. Primeros aplausos de un público siempre agradecido con los que se dejan la piel. Messi estaba también enchufado, en una acción del primer tiempo se fue como un poseso hacia el banderín de córner y le robó el balón a Diego Llorente. Gritos de admiración. Pero poco más de un equipo que se dejó dominar. Run run y algunos silbidos en la grada.

En estas, Le Normand le dio con la mano dentro del área y Piqué fue quien lo tuvo más claro. Protestó, insistió y Martínez Munuera se fue al VAR. Penalti. Messi engañó a Remiro. El último rugido. Objetivo cumplido, el Barça iba a dormir líder, pero la afición no se marchó satisfecha del Camp Nou. A nadie se le ocurrió mirar para atrás mientras desfilaba, nadie podía imaginar lo que estaba a punto de suceder y que cambiaría sus vidas por completo.

El ‘tsunami’

Como una ola gigantesca que arrasa lo que encuentra a su paso, todo se desencadenó horas después. Partidos de Champions y Europa League a puerta cerrada, otros con público y el resto, suspendidos. Desconcierto total. Trey Thompkins, del Real Madrid de basket, dio positivo el día 12. El ‘paciente cero’ del deporte español. El club blanco inició la cuarentena y hubo ‘efecto cadena’. El 14 fue decretado el estado de alarma y Barça no viajó ese mismo día a Mallorca, lo hizo casi tres meses después. La Real Sociedad vuelve mañana al Camp Nou, pero nada es lo mismo.