Entrevista SPORT

Entrevista SPORT

Veladas Sonoras | Rayden Cantante y escritor

Rayden: "En la música es muy difícil cantar victoria"

Rayden: “En la música es muy difícil cantar victoria”

Rayden: “En la música es muy difícil cantar victoria” / SPORT

Ignasi Sagnier

Empezamos estas entrevistas  con la misma pregunta. Deportivamente hablando, si tuviésemos que hacer un paralelismo, ¿en qué momento se encuentra su carrera musical?

La compararía con la carrera de Ronaldinho, aunque creo que no soy tan brillante como él. Soy de tener un propósito muy claro en la vida y, una vez lo consigues, lograr disfrutar y jugar. Y que ese niño que tienes dentro salga hacia fuera y se me consiga asociar con alguien que reparte sonrisas aunque sin ser tan virtuoso, ni tan desequilibrante como lo fue el ‘desgraciao’ (risas).

Entiendo que con esa comparativa, el fútbol es uno de sus deportes favoritos.

Me gusta el fútbol y el deporte en general. Como madridista confeso admito que me tuve que rendir, aplaudir y sufrir el juego de Ronaldinho militando en el máximo rival en su época dorada…

Dijo que este es su último año en los escenarios. Siente que ha cubierto una etapa. Pero lo hace en lo más alto y agotando sus conciertos. ¿Nos lo explica?

Siento que estoy en un momento de autoconocimiento. De saber quién soy y qué quiero hacer. Saber desde qué punto quiero crear sin buscar el reconocimiento y desde qué punto quiero reconocerme en aquello que creo. Sentía que en mi carrera en solitario ya había contado todo lo que tenía que contar y me acercaba peligrosamente al abismo de la inercia y no lo acepto. No quería fichar cada dos años para sacar un disco o bien un tema cada mes. O tener que lanzar cinco colaboraciones por decreto. No comulgo con los tiempos que marca la industria musical. Te dicen que o sacas cosas nuevas o se olvidarán de uno y yo no digo que sea bueno o malo, pero no comulgo con ese discurso.

Me gusta mucho el deporte y a mi edad apuesto por ver fútbol de calidad más allá de los colores

Rayden

Estoy a otras. En medio de todo eso ha surgido una vocación orgánica como es el mundo de la escritura y siento que he cerrado un ciclo como Rayden y lo dejo aquí. A ciertas edades hay gente que le da por una opción vegana y se van con los amigos y luego se comen un cochinillo y a otros les da por las pachangas de fútbol. Yo tengo la suerte de que mi banda es mi familia. Mi teclista Jorge Gómez (DJ Mes) es amigo mío desde los 12 años y si me dijese de empezar desde cero como banda amateur lo vería interesante. Pero, por ahora, es algo oclusivo y en septiembre digo adiós. Me iré el tiempo necesario como para que se vea que no es una estratagema de marketing. Y si tienen que ser siete o diez años, así será.

Coherencia con el discurso en su máxima expresión. Apartarse cuando uno está en lo más alto por la manera en la que siente   las cosas no se estila mucho.

Lo dije hace un año y he ido cumpliendo todos los pasos según lo estipulado. He cerrado la gira de salas y queda la de festivales hasta final de verano, donde cerraremos la etapa. Trato de ser coherente pese a que el ser humano es incoherente por naturaleza. Y yo intento mantener el camino de la coherencia o por lo menos deambular por él.

¿Cómo se prepara para darlo todo en sus bolos?

Me rindo a la emoción. No es hablar por hablar. En Barcelona, en Razzmatazz, lloré y esa es la prueba de que te dejas llevar. Pasa una cosa muy bonita en mis conciertos y es que cuando todos los que están en el escenario se abren a los que nos ven desde abajo con sus mochilas y sus movidas, al final todo el mundo conecta con lo mismo. Cumplimos con lo de que un concierto es un punto de encuentro. Nuestra propuesta es una carrera de fondo estando mentalmente presente y no pensar que se va a acabar. La gira de salas           ha acabado y me he sentido  muy presente y eso me deja satisfecho. Hay un intercambio de energías que van y vienen y unos llantos de esos que cortan la respiración.

¿Qué deportes practica habitualmente?

Carrera, senderismo, remo, estoy probando las pesas y el deporte de alto impacto. Me intentan picar para el crossfit y en mi cabeza, ni computa. Estudié animación deportiva y estuve ocho años en un equipo de balonmano. Iba para profesor de educación física y el deporte me encanta.

¿Y qué deportes le gusta ver?

Fútbol o balonmano y sobre todo torneos de selecciones tipo Mundial o Europeo ya sea femenino o masculino. No me lo pierdo. Me gusta también el baloncesto y el tenis. Siendo padre exprimo al máximo el tiempo con mi hijo y le preparo ‘gincanas’, pues tiene alma de galgo, y le va  la caña, aunque si duerme la siesta, intento ver deporte por televisión.

Es usted un madridista confeso, pero admira el buen fútbol aunque sea de un rival.

Cuando llegas a una edad y te gusta tanto el fútbol, vas más allá de los colores del equipo que uno seguía de pequeño. Te gusta ver los buenos partidos. Cuando estamos de gira nos vemos los duelos de Primera o Segunda en el hotel.

Su último disco se titula ‘La Victoria Imposible’ y hace un guiño a la F1. Concretamente al mítico piloto Tazio Nuvolari. Explíqueme esa maniobra.

Tenía mucho que ver con saber cantar victoria y creo que en el mundo de la música cantar victoria es muy difícil, y mira que lo tenemos cerca. Estamos familiarizados con el verbo, pero veo que en la música poca gente sabe ganar. Busqué un paralelismo. En la época de Tazio el Mundial de F1 era más de países que de escuderías y él logró la victoria imposible en aquella Alemania hitleriana con toda la vanguardia y poderío teutones. Llegó con un coche inferior, fue adelantando a rivales y acabó ganando sin volante y nadie se explica cómo lo hizo. Era tan imposible que ganara que no tenían ni el vinilo de su bandera y él la saco porque sí estaba preparado para la victoria. Quisimos mantener el paralelismo del “contra todo pronóstico”. Me siento por otros derroteros y con otra velocidad y creo que el público también lo ha entendido así y al final se cantó victoria cuando nadie la esperaba, pues mi último disco fue el más vendido en su primera semana.

Llenó todo un WiZink en Madrid. ¿Cómo se prepara una cita así? 

Me comparo con la medallista en halterofilia Lydia Valentín, que es amiga mía. Hay un trabajo que nadie ve de ir puliendo detalles para que en el momento de la verdad no haya ningún fallo y llegue la excelencia. Cuando hay una gran cita como un WiZink con más de 10.000 personas debes tener muchas cosas en mente. Hay un trabajo de todos por tratar de acercarse a lo excelso para que la gente note complicidad entre los que estamos en el escenario. 

¿Y ese cambio hacia el mundo de la literatura en detrimento de la música?

Es que primero estaba la escritura. Mi madre siempre ha tenido una librería muy completa y ya me gustaba leer de pequeño. Y hubo un episodio que cambió mi paradigma. Nos tocó un lote de libros gracias al Círculo de Lectores, que llamaba a la puerta de casa para vender libros, y conecté plenamente con ‘El pequeño vampiro’. Me lo bebí en un día y necesitaba saber más y eso me rompió el pistón y quise leer de todo. De pequeño era introvertido y pensé que si me costaba hablar, pues a través de la escritura igual sería capaz de vaciarme y aliviarme. 

Y a partir de ahí empecé a desarrollar un alivio por la escritura con poesía más mal que bien. Hasta que en 2001 por no ir a las fiestas patronales de mi ciudad un amigo nos propuso meternos en la música y pensé “pues no será tan complicada la transición de la escritura a componer canciones”. En las batallas de gallo me ayudaba a perfilar textos y prosas y llegué a la novela porque siento que tengo dicha vocación y parece que está gustando. Por un lado, me siento muy tranquilo con lo que hago y, por otro, muy juguetón, pues yo mismo soy mi búsqueda personal y es bonito que pueda jugar con otras opciones y no me determine a una sola cosa.

¿Cómo ejercita la memoria para cantar unas canciones tan complejas?

No es como en las batallas de gallos porque ahí se improvisa. Creo que a base de escribir letras y el cómo lo sientes de verdad se hace fácil o sale natural recordarlo. Tanto es así que estoy recitando y canto y vuelvo. Y es fácil porque es natural, pero en los karaokes soy horrible. No me sé las 116 canciones que he compuesto, pero me sé unas 70 y si me dieses una tarde ya me acordaré de las 116.

¿Qué momento deportivo le marcó y qué referente tiene?

La muerte de Ayrton Senna, de la que justo se han cumplido 30 años. Estaba en casa de mis abuelos en Canillejas con mis padrinos, que eran muy amantes del motor, y vimos el accidente en directo por televisión. Y era admirador de Raúl González Blanco. Tan fan que cuando en balonmano metía once goles por partido con el Alcalá de Henares cada que vez pasaba por detrás de la portería le imitaba. Recuerdo que en el Alcalá tenía al típico entrenador que pensaba que metiéndote caña sacaría lo mejor de ti y yo le veía hacer eso y rabiaba. Logró precisamente el efecto contrario y al final me decanté por la música.