El Barça declara el estado de gracia

Los blaugrana reciben al Athletic en su mejor momento de la temporada

Convertir la exhibición de Nápoles en habitual es el gran objetivo de Xavi

El Barça de Xavi quiere seguir creciendo

El Barça de Xavi quiere seguir creciendo / Efe

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

La última derrota del Barça fue en Bilbao ante el Athletic, rival que hoy visita el Camp Nou. Era una fría noche de enero que se resolvió en la prórroga y que dibujó una mueca amarga en el rostro del equipo. Parece que haya pasado una eternidad de la eliminación copera, pero el calendario marca poco más de un mes. La transformación desde entonces ha sido enorme y el Barça parece hoy otro equipo. La mueca se ha transformado en una sonrisa clarividente y el ánimo con el que salta al césped el equipo recuerda a épocas de vino y rosas. Falta muchísimo aún para codearse con los grandes de Europa, pero el camino está marcado y solo hay que recorrerlo con convicción.  

La de Nápoles no solo fue una goleada que sirvió para pasar a octavos de la Europa League, prácticamente una obligación para los blaugrana. El triunfo en Italia no tiene nada que ver con los digitos del marcador, sino con la forma en la que se ganó. El Ya en la ida hubo ratos de gran fútbol, sobre todo en la segunda mitad. El Atlético fue borrado en el Camp Nou con una solvencia ante puerta reconfortante y el Valencia sufrió un vendaval en el centro del campo. Pero lo de Nápoles fue mucho más que eso porque, por un lado, sirvió para quitarse una espina europea que corría el riesgo de enquistarse y, por el otro, fue el partido más completo del Barça de los últimos años. Los de Xavi jugaron un fútbol enorme, moderno, dinámico, intenso y brillante, siempre fieles al estilo de la casa, que sirvió para reconciliarse con el pasado más glorioso. No fue la goleada, fueron la capacidad de jugar tan bien lo que más hará crecer al equipo. Nápoles fue un antes y un después porque ahora ya sabemos hasta dónde pueden llegar.

El gol es de todos

El buen rollo, el verdadero y no impostado, ha regresado al vestuario. Las declaraciones de los jugadores tras el partido en Italia así lo confirman. Nada como una buena dosis de goles para levantar el ánimo. La capacidad goleadora ha crecido desde la llegada de los fichajes invernales y, lo que es mejor, no existen dependencias únicas porque todos suman. En los últimos cuatro partidos el Barça ha sido capaz de marcar catorce goles, una cifra que contrasta con la sequía que sufría el equipo meses atrás. La capacidad para generar es enorme y todos se aprovechan de ello: desde Aubameyang (4) a Frenkie de Jong (4) pasando por Ferran Torres (2) o Gavi (2). Todos aportan su parte para que el Barça se haya convertido en el equipo más en forma de LaLiga, con permiso del Betis. Toca seguir defendiendo ese título honorífico esta noche ante el Athletic. No hay permiso para parar.

No hay nada hecho

Xavi y Laporta coinciden cuando toca hablar de LaLiga: no la van a descartar. Mirar alto es una obligación pese a que la distancia es prácticamente insalvable. Es obvio que el objetivo prioritario es acabar entre los cuatro primeros para confirmar la clasificación para la próxima edición de la Champions, pero conformarse con ello no entra en los planes de un club que está obligado a luchar por el título, aunque a día de hoy sea más de palabra que de hechos. También es una forma de acercarse cada día un poco más al torneo continental del próximo año y, de paso, empezar a labrar el camino para, la temporada que viene, luchar LaLiga en plenas condiciones. El Barça, de hecho, se ha demostrado a sí mismo que está ya en posición para competir por el título con cualquiera en el campeonato de la regularidad.

El Athletic, siempre complicado, es la siguiente parada en un trayecto construido lentamente, poco a poco, por Xavi Hernández, el gran responsable de que las sonrisas hayan vuelto a un equipo que está disfrutando sobre el césped como lo había hecho mucho tiempo atrás. El siguiente objetivo es lograr continuidad y regularidad para lograr una velocidad de crucero con la que, ya sin espacio para la duda, gritar que el Barça ha vuelto.