Tortugas voladoras o barbas asesinas: estas son las muertes más absurdas de la historia

Conoce las maneras de morir más raras que han ocurrido a lo largo de la historia

Muertes más absurdas de la historia

Muertes más absurdas de la historia / SPORT.es

Para que una muerte se considere absurda, se tienen que dar tres factores: que sea exageradamente grotesca, que tenga una dosis de mala suerte y que responda a una justicia poética. Y es que el programa de 1.000 manera de morir o Los Premios Darwin hacen rankings y dan premios a las personas que han fallecido de manera extraña.

La revista Esquire hace un ranking de las que considera las muertes más absurdas que han ocurrido a lo largo de la historia y la verdad, comenzamos a entender muchas cosas de como se produce la evolución humana.

Muerte por tortuga voladora

Esquilo, predecesor de Sófocles y Eurípedes, considerado como el primer gran representante de la tragedia, murió de esta forma tan peculiar que además, encaja a la perfección con el género literario al que representa.

Resulta que un oráculo le vaticinó a Esquilo que moriría aplastado por una casa, por lo que decidió residir fuera de la ciudad. Con lo que no contaba él es que terminaría muriendo al aire libre al ser golpeado por el caparazón de una tortuga, que fue soltado por un quebrantahuesos desde el aire al confundir su calva cabeza con una roca contra la que romper el quelonio.

Muerte por barbas asesinas

Hans Steininger, en el siglo XVI, tenía una gran cantidad de vello facial. Tanto que su barba, de casi metro y medio de largo, aún se expone en un museo en su Austria natal, concretamente en Braunau am Inn, conocida también por ser el lugar de nacimiento de Hitler.

Hans, a la sazón burgomaestre de la ciudad, llevaba su barba cuidadosamente enrollada en un bolsillo, pero una noche de 1567 se desató un fuego en la ciudad, lo que hizo que nuestro protagonista tratara de huir apresuradamente de su casa, tropezara con su larga barba desenrollada y cayera rompiéndose el cuello.

Muerte por cortesía excesiva

El astrónomo danés Tycho Brache es considerado como uno de los más grandes observadores del cielo en el periodo anterior a la invención del telescopio. Diseñó instrumentos que le permitieron medir las posiciones de las estrellas y los planetas con una precisión muy superior a la de la época.

Su muerte aconteció tras un banquete en Praga, donde residía, tras negarse a abandonar la mesa para vaciar la vejiga por no faltar a las normas de cortesía. Tanto aguantó que eso le acabó provocando una uremia que terminó con su vida once días más tarde.