Desperta ferro

Mou saca de sus casillas al Madrid

Joan Pi

El Real Madrid volvió a perder. Algo que por reiterado ha dejado de ser noticia. Pero a 16 puntos del Barça antes de Navidad, el derrumbe blanco es un alud que amenaza con llevarse por delante el proyecto que Florentino Pérez acunó a medida de Mourinho. Los paños calientes que el presidente ha intentado aplicar para controlar a su díscolo entrenador han provocado el efecto contrario. Y anoche Mou desató un terremoto en Málaga que ha desestabilizado al club.

Florentino, en la comida navideña de la plantilla, le pidió mesura y le exigió un cambio en su discurso. No le sentó nada bien que el técnico arrojara la toalla en la Liga. Se lo afeó recordándole que el Madrid debe luchar hasta su último aliento. Le obligó también a escenificar las paces con Sergio Ramos y le conminó a tirar del carro, con la ilusión de la 'décima' en el horizonte.

Mourinho hizo el paripé. Le faltó tiempo para desafiar al presidente con otra provocación. Fue el capítulo al más puro estilo mafioso de intimidación en grupo a un periodista, en busca de 'manzanas podridas'. Mou avergonzó al presidente y al centenario club que representa.

Anoche dio su enésimo, quien sabe si definitivo, paso hacia el abismo. Hizo visible el enfrentamiento con el capitán y símbolo de la plantilla, Iker Casillas, a quien sentó en el banquillo señalándole no sólo como uno de los topos, sino como el culpable del estropicio que agrieta el vestuario blanco.

Mourinho lo hizo calculadamente. Fue a degüello del capitán. No lo logró. Pero ni en el caso de una derrota del equipo, como sucedió, Mourinho no iba a perder. Si el desafío a Casillas le obliga a salir en globo, también gana. Su sistemático pulso a Florentino y a los pesos pesados muestra sospechosamente signos de una premeditada estrategia de Mou para provocar su destitución y saltar del tren con el riñón bien cubierto, como hizo ya en Londres, antes del descarrilamiento final. Él siempre repite su sistema.