Xavi, vigilado con lupa

La tensión final en Barbastro, con Xavi en el centro de la trifulca, ha hecho que se mire con lupa el comportamiento del técnico. En los últimos días se ha hablado mucho, sobre todo desde Madrid, del comportamiento de Xavi durante los partidos y los números en forma de tarjetas que acumula. En total: 14 tarjetas amarillas y una roja desde que está en el banquillo del Barça. Unas cifras a las que hay que sumar las tres expulsiones este curso de su hermano Óscar.

El emotivo gesto de Gavi con el Barça

El propio Xavi siempre quita hierro al asunto tras los partidos, a veces incluso con un punto de autocrítica, cuando reconoce que durante los noventa minutos es muy pasional. "Siempre hablo, soy pasional, protesto, me enfado, vivo el partido... Una actitud que quizás no era tan visible cuando era jugador, aunque él reivindica vivir así los encuentros: "Así me ha ido bien y es difícil cambiar", señaló hace unas semanas.

Representantes del comité arbitral también han dicho la suya en las últimas horas. Luis Medina Cantalejo, presidente del Comité Técnico de Árbitros, no quiso personificar en Xavi, pero fue tajante sobre lo que espera de los entrenadores en el banquillo. "El comportamiento de los entrenamientos debe ser otro. Llegamos a un acuerdo con el comité de entrenadores para flexibilizar, dar primero un aviso y si la línea se sobrepasa, el árbitro actuar con contundencia".

Xavi ha reconocido en más de una ocasión que se siente en el punto de mira, aunque sobre todo por una crítica futbolística que ha considerado, en ocasiones, exagerada. El Barça arrancará este jueves la Supercopa con la presión de estar en una posición incómoda en LaLIga y no terminar de acercarse a su mejor nivel.

La temporada pasada la competición ya fue un punto de inflexión. Hasta el punto que la final que ganaron los azulgranas ante el Madrid se sigue considerando uno de los mejores partidos de la Era Xavi. En ese encuentro algunos jugadores, aún con la euforia del triunfo, anunciaron el comienzo de una nueva era.

Un vaticinio que parecía coger forma cuando el Barça terminó la temporada ganando LaLiga, aunque este curso el equipo está teniendo más dificultades en la competición doméstica. Habrá que ver si, como el año pasado, la Supercopa impulsa al equipo.