El partido de la verdad para Ancelotti

Las tres derrotas en los últimos tres Clásicos han provocado las dudas en su gestión por la forma de incentivar al equipo ante los culés

Si el Barcelona elimina al Madrid de la Copa, al italiano le queda la Champions para reivindicar el año que le queda de contrato

Ancelotti en el foco del madridismo en su cuarto Clásico del año

Ancelotti en el foco del madridismo en su cuarto Clásico del año / AFP

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

El Real Madrid se mueve al son de Carlo Ancelotti. Lo bueno y lo malo nace de sus decisiones, de su forma de gestionar la plantilla, de sus palabras en las conferencias de prensa como portavoz del club. Su empatía le hace irresistible con respuestas directas y sin tapujos que se alejan de los estereotipos acostumbrados. Un tipo entrañable y querido por el madridismo. En eso es el entrenador perfecto, otra cosa son sus decisiones que van ligadas a los resultados y esta temporada no acompañan del todo como en la anterior. Los Clásicos le están condenando, 3-1 en contra en vísperas del quinto que será el de la verdad.

Los analistas del Real Madrid no acaban de encontrar un razonamiento único a sus debacles ante el Barcelona esta temporada. Perder un Cásico siempre duele, aunque entra dentro de lo posible, pero perder tres seguidos teniendo un equipo que viene de ganar la Champions y la Liga raya el recelo hacia quien toma las decisiones. Ancelotti se ha enrocado en una misma idea ante los planteamientos de Xavi y ha salido escaldado. Peor si pierdes un título, te aleja de otro y estás al borde del KO en el tercero. El italiano se juega gran parte de su credibilidad. No es suficiente dejar todo en mano de los jugadores en los que confía como ha hecho hasta ahora.

LOCO POR LA SAMBA

Las tres derrotas han provocado dudas en su gestión, pero, sobre todo, creen que no ha sido capaz de incentivar a sus jugadores y mentalizarlos para igualar la intensidad con la que los azulgrana han jugado cada partido. Se ha dejado llevar confiando en una idea y unos jugadores que le han dado muestras sobradas de que saben manejar las situaciones más complicadas, pero no han respondido en los tres partidos ante los culés salvo en la segunda parte del partido de Copa en el Bernabéu, donde se vio la mejor versión del Madrid, pero al que faltó pegada para equilibrar un marcador adverso ante un rival sólido y, sobre todo, que cree en lo que hace.

Si el Barça le elimina de la Copa, al italiano le queda la Champions para reivindicar el año que le queda de contrato. Es el más difícil todavía. Pero el madridismo empieza a barruntar que el italiano está loco por la samba. Ha cambiado su discurso y de asegurar que lo “normal” sería dar un paso a un lado tras dejar el Real Madrid a desear entrenar a Brasil. Pone paños calientes diciendo que los contratos se cumplen al quedarle un año por delante y que si por él fuera seguiría en el Madrid hasta 2032. Nadie duda de que quiera seguir, pero si se detecta  que Brasil es una buen destino si Florentino Pérez rescinde su contrato. Todo indica que este es el Clásico más importante que va a disputar el italiano, porque otra decepción sería la gota que colme el vaso.