Joao Felix, aplausos que ahora son silencio

Los elogios y los aplausos que recibió Joao Felix se han transformado en silencio solo tres meses después. El jugador portugués empezó con muy buen pie su etapa en el FC Barcelona, pero esta estrella con la que llegó se ha ido apagando hasta el punto de no jugar de titular dos de los tres últimos partidos.

Es una dinámica que va en consonancia a los números que ha cosechado: tres goles (dos contra el Amberes)y tres asistencias en los 14 partidos disputados de los que el Barça ha ganado 10, ha perdido uno y ha empatado tres. Hace un mes que dio su última asistencia y 69 días que marcó su último gol. Esta falta de continuidad con el buen inicio que tuvo va en sintonía con el mal juego del equipo en las últimas semanas. ¿Es culpa de Joao Felix que el Barça no juegue bien? En absoluto. Pero no ayuda que el jugador que debe ser clave en la creación ofensiva tenga una aportación tan sumamente pequeña.

Los elogios

Pronto, demasiado pronto, se pidió que el Barcelona negociara la incorporación definitiva de este jugador, que se le fichara del Atlético de Madrid. Pronto, demasiado pronto, se le consideró como una nueva estrella, una losa que lleva a su espalda desde hace ya varios años. El jugador no está teniendo continuidad en su juego, un handicap que ya tuvo cuando jugaba en el Wanda y tenía a Cholo Simeone gritándole en la banda. Ni con Tuchel, ni con Bruno Saltor ni con Graham Potter, ni con Frank Lapard, ni con Mauricio Pochettino en el Chelsea. Para estar en la élite, como está ahora, un jugador no puede dar un 9 un día y un 3 el otro. Porque esto provoca que carezca de la fiabilidad adecuada para el entrenador de turno.

Luego, ¿Qué pasa? Banquillo y un peregrinaje que no va a ningún sitio. Talento tiene mucho, pero Joao Felix debe darle un cambio de ritmo a su carrera si realmente se quiere asentar en algún club y permanecer en la élite donde lleva ya muchas temporadas sin que se haya reinvidicado como un crack. Muchos jugadores no ha tenido tantas oportunidades como Joao Felix, quien solo le queda una salida. Y la tiene frente a las narices.