No dramaticemos la marcha de Neymar

Neymar, con el presidente del PSG

Neymar, con el presidente del PSG / AFP

César L. Menotti

César L. Menotti

El traspaso de Neymar al PSG es sorprendente desde el punto de vista del dinero que el club francés invirtió en el jugador. También lo es la decisión del brasileño de irse del Barça. Va a ganar el doble de lo que ganaba en el Barcelona y no pretendo hacer un análisis desde el punto de vista ético o moral. Son los tiempos que corren. Neymar es uno de los mejores del mundo. Un jugador impactante. Pero tampoco dramaticemos, que el fútbol del Barcelona no depende de Neymar solo. Ojalá sea feliz en París. Sería mucho más grave que se fuera Messi. Eso sí sería gravísimo. 

Es muy diferente vivir del fútbol en París que en Barcelona. Vivirá, sin duda, mucho más tranquilo. Pero él había logrado algo que es muy importante en el fútbol: que un público exigente como el culé, el club, sus compañeros y el entrenador, hayan pactado con su magia. Esa que a veces fastidia, porque no siempre está al servicio de la eficacia. Ney había logrado brillar en un gran club. La tranquilidad de jugar en una Liga como la francesa a algunos jugadores los ha aburrido. Por ejemplo a Ardiles, quien jugaba en Racing y quería volver urgentemente a Inglaterra. Porque no es la misma pasión y no es el mismo compromiso el que se exige con los colores. Es cierto que ha cambiado el fútbol francés, pero no es lo mismo. Las exigencias y los desafíos no son los mismos. No se puede comparar a construcción histórica el futbol del Barça con el del PSG. 

La marcha de Neymar al equipo parisino pertenece a otro movimiento. Es un movimiento de pertenencia ya no a unos colores, o a un estilo de juego o identidad con un equipo, sino al del mundo de los grandes negocios. El PSG podría contratar a Neymar como a un gran cantante para llenar el Parque de los Príncipes y vender tickets y publicidad, sin que le importara en lo más mínimo el proyecto futbolístico o la cultura. Y para el brasileño es bueno tener ambición y ganar más dinero, y aceptar nuevos retos. Como hombre de fútbol no puedo más que apoyar la iniciativa de Neymar. Aunque poco sabemos de a qué pretende jugar el PSG con tantas figuras, como también si bastará solo con Ney para despertar la pasión de los hinchas del equipo por el fútbol. 

El fútbol atraviesa un proceso inflacionario en el cual no solo el PSG ha gastado 222 millones. Basta hacer un repaso por las contrataciones de la Premier League para comprobar que muchos equipos han gastado ese dinero, aunque no en un solo jugador. El fútbol se desarrolla habiendo abierto los brazos a los grandes inversores. Y son estos los que construyen hoy los escenarios para el talento de los grandes futbolistas. Pero el dinero y las cifras estratosféricas que se pagan desafía el sentido de pertenencía por los colores. Desde hace años lo que manda es el dinero. La actualidad nos impone poner como ejemplo a Neymar, pero podríamos tomar a muchísimos jugadores. Dentro del juego del dinero están estas cláusulas monstruosas que se invierten. Me sorprende sí, porque debe ser la primera vez que se llega a estos niveles de pagar 222 millones por un futbolista, el presupuesto de un equipo entero como el Atlético para una temporada. 

Fue muy buena la idea del Barça de contratar a Neymar. Pero hay que pasar página y construir para el futuro. Es tiempo de invertir y revisar otras contrataciones que no han sido tan rentables. Y vuelvo a insistir en que hay que potenciar el trabajo en la cantera. El Barcelona todavía es un equipo maravilloso que hay que saber aprovechar. Tiene que haber jugadores de cantera dispuestos a incorporar el legado de Messi, Piqué, Busquets e Iniesta. El Barça, trabajando bien, no debería preocuparse ni entrar en crisis porque Neymar se haya marchado, porque ha ganado mucho sin él. Hay muchísimos jugadores en el mercado que pueden darle la garantía de continuidad del estilo y de ganar. Es un gran jugador pero no podemos pensar que sea irremplazable. El Barça es más que un futbolista.