¿Y ahora quién se acuerda de los jugadores del Madrid?

La Roja hace historia con una clasificación a semifinales más que merecida

Luis Enrique derrota al entorno de la capital y emula a Luis Aragonés con una selección joven y de futuro

España, a semifinales

España, a semifinales

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

Por penaltis. Con sangre, sudor y lágrimas, pero en semifinales. La selección española logró otra clasificación histórica y recupera los años de oro que comenzaron de la mano de Luis Aragonés al frente de la Roja. A partir de aquí puede pasar de todo, pero que nadie dude que Luis Enrique ha conseguido construir algo grande para el futuro. Luchando con sus convicciones y aguantando chaparrones de un entorno hostil, el entrenador ha demostrado que el equipo está por encima de todo y que aquí solo juegan los futbolistas que estén más en forma. Como hizo Aragonés, el asturiano ha acabado con amiguismos, peloterismos y enchufes varios para ir a muerte con los que considera que pueden darle el éxito. Y nadie puede quitarle la razón. Porque estos chicos matarían por su seleccionador y están a un paso de la gloria.

No ha tenido un camino fácil esta selección desde el inicio. Desde que Luis Enrique dio una lista en la que no incluía a ningún jugador blanco. Que si Sergio Ramos, que si Nacho, que si Marco Asensio. Como sucedió en el 2008, cuando Aragonés apeó a Raúl de la Eurocopa, el seleccionador se ha convertido en blanco de críticas y da la sensación que se espera cualquier traspié para pedir su cabeza. Pues aquellos que han ido a por él deberán esperar unos añitos porque Luis Enrique se ha ganado ya la continuidad y la confianza. Ya no solo de la Federación sino de todo un país. Porque tiene muchísimo mérito llegar dónde ha llegado sin una figura clara, revolucionando la convocatoria con jugadores jovencísimos y apostando por el fútbol de toque y posesión. Es un digno sucesor de Aragonés y España podría comenzar una nueva era de éxitos con él.

La Roja quiso pero no pudo ante Suiza. Lo tuvo durante los 90 minutos de partido y, sobre todo en una prórroga que se convirtió en un asedio a la portería de Suiza. No merecían irse a casa por nada del mundo y los penaltis hicieron justícia. Al equipo y a un tremendo Unai Simón que ya se ha convertido en un auténtico héroe. Tiene mucho mérito levantarse cuando no lo tenían todo de cara y ejemplifica el carácter desacomplejado de un equipo que llegó sin hacer ruido y que puede irse con el premio gordo para casa. Pero lo más importante es que algo gordo están construyendo aquí a pesar de los palos en las ruedas que, buena parte del entorno, ha puesto sin compasión. Felicidades, Luis Enrique.