El splitboard pide paso

El snowboard de montaña permite dejar atrás los remontes y las pistas para salir de travesía como en skimo

Para su práctica necesitaremos un material específico, como la tabla que de divide para poder avanzar como con unos esquís

Splitboard

El splitboard permite disfrutar de la nieve y tener un contacto más directo con la montaña.

Sergi Mejías

Sergi Mejías

A veces desde fuera puede dar la sensación que los deportes de invierno, los de deslizamiento, puedan ser un poco inmovilistas. Desde dentro es todo lo contrario. Y no solo en el desarrollo del material sino también en el impulso de nuevas propuestas. No, el splitboard no es nuevo pero sí es verdad que últimamente está ganado un mayor protagonismo en las montañas. Porque el splitboard no es otra cosa que el snowboard de montaña, como el esquí de montaña pero evidentemente con sus particularidades. “En los años 80 se vieron los primeros splitboards, en el año 2000 vivió un auténtico boom y ahora nuevamente está ganando protagonismo”, explica Jesús Morán, guía de splitboard, profesor del ACNA (Asociación de Conocimiento de Nieve y Aludes) y guía y profesor de Grandvalira Mountain Guides. 

Gran parte del atractivo del splitboard es que permite al snowboarder acceder a lugares que no llegan con el telesilla y realizar excursiones para descubrir parajes lejos del alcance de la mayoría. “Antes subías con raquetas y la tabla a la espalda”, recuerda Morán. Este segundo boom del splitboard llega impulsado en parte por la apuesta de las marcas en fabricar material específico que responde a un aumento de la demanda generado por todos aquellos que “llevan haciendo snowboard toda la vida, cansados de las pistas y quieren surfear más allá de los remontes y freestylers que quieren hacer cosas diferentes por no hablar de aquellos que tienen amigos que hacen skimo pero no pueden ir con ellos porque no saben esquiar”, apunta el guía de Grandvalira.

Material específico

Como hemos apuntado, el material tiene sus singularidades. La tabla se puede dividir en dos piezas, o en tres en el caso de Salomon (para ahorrar más peso en el ascenso), para poder avanzar ‘caminando’. Las fijaciones son específicas y cada marca tiene su sistema de ‘inserts’ para colocarlas en posición para subir y para bajar. Como en el esquí de montaña la puntera queda sujeta con unos pivotes y el talón libre para poder empujar el splitboard y que deslice para avanzar. 

Respecto a la bota se puede utilizar una normal o una específica de splitboard con la caña más rígida y una cremallera situada en la parte trasera de la caña para dar más movimiento al pie al subir. También se puede utilizar una bota dura. En el snowboard de montaña se utilizan bastones telescópicos que en la subida nos ayuden a avanzar y se puedan guardar en la mochila al bajar. Y las pieles, lo que evita que las tablas se vayan hacia atrás al subir, son como las de skimo.

Seguridad

Como en cualquier actividad en la montaña, la seguridad es lo primero y aquí es tan importante contar con DVA (Detector de Víctimas de Avalancha), sonda y pala como realmente saber utilizarlos. “Siempre recomiendo hacer un curso de rescate en aludes para estar preparado, al igual que realizar la comprobación del estado de las baterías o pilas del DVA antes de salir”, aconseja Morán.

Y al igual que en otras modalidades siempre es recomendable empezar de la mano de un profesional de la enseñanza. “Y la gente que ya lo practica hacer un curso de reciclaje porque el snowboard en una disciplina donde hay bastante autodidacta y siempre se aprender· algo nuevo”, recuerda Jesús. Un curso colectivo de indicación puede costar entre 45 a 55 por persona y uno individual de cuatro horas unos 150 euros. Además ahora ya podemos encontrar establecimientos con material de splitboard de alquiler, de un splitboard que pide paso