¿Puede un quarterback hundir una franquicia en la NFL? El caso de Russell Wilson

Russell llegó a Denver vía traspaso el pasado verano tras diez temporadas como jugador de los Seattle Seahawks y un anillo de campeón a sus espaldas

Tras llegar a Broncos, el quarterback firmó un contrato de 5 años por valor de 254 millones de dólares, 165 de los cuales son garantizados

Russell Wilson está cosechando una mala primera temporada con su nuevo equipo, Denver Broncos

Russell Wilson está cosechando una mala primera temporada con su nuevo equipo, Denver Broncos / JARED C. TILTON

Nil Jaimejuan

Nil Jaimejuan

Como las otras grandes ligas del deporte norteamericano, la NFL es una de las competiciones más lucrativas para todos sus implicados, ya sean jugadores, entrenadores o incluso las propias franquicias.

Del mismo modo que lo hace en el césped, el quarterback es el mayor beneficiado de todo este engranaje que mueve el fútbol americano, una posición cuyo salario medio incrementa año tras año, con contratos máximos que superan marcas cada temporada.

Russell Wilson, quien fuera líder de los Seattle Seahawks durante diez temporadas y uno de los mejores de la liga en su posición, llegó a Denver la pasada offseason en una operación que ya es considerada por algunos como una de las peores en la historia del deporte de Estados Unidos.

EL TRASPASO 'BLOCKBUSTER'

El pasado 16 de marzo, Denver y Seattle, dos franquicias históricas de la NFL, acordaron cerrar un traspaso por el cual Russell Wilson aterrizarría en la franquicia de Colorado a cambio de un traspaso con multitud de jugadores y rondas de draft. Este fue el intercambio al completo:

Los Denver Broncos recibieron a Russell Wilson, quarterback, y una cuarta ronda de 2022.

Por otro lado, a Seattle llegó Drew Lock, quarterback, Shelby Harris, tackle defensivo, Noah Fant, tight end, una primer, segunda y quinta ronda del draft de 2022 y una primera y segunda ronda del draft de 2023.

A priori, ambas franquicias ganaban en este traspaso: Los Seahwaks y Wilson separaban sus caminos en lo que parecía una más que lógica decisión, con una relación rota entre Pete Carroll, entrenador del equipo, y quarterback.

Con esta marcha se ponía punto y final a la generación de Seattle de la ‘Legion of Boom’, un equipo con una icónica defensa que dominó la liga durante la pasada década bajo nombres como Richard Sheerman o Bobby Wagner y que consiguió ganar el anillo en 2013.

Por parte de Denver, se hacían con uno de los mejores quarterbacks de la liga tras años de búsqueda de un jugador de élite en esta posición, después de los fallidos intentos con Drew Lock o Teddy Bridgewater.

Russell Wilson parecía ser el sucesor perfecto de Peyton Manning, que abandonó la franquicia en 2015 con un campeonato a sus espaldas, para así completar una plantilla que apuntaba a estar preparada para competirlo todo, ahora con un ataque a la altura de la defensa, una unidad que ya contaba con grandes jugadores en nómina.

Todos estos elementos formaban un cóctel de esperanza y optimismo para una fanaticada que lleva  desde 2015 sin ver a su equipo disputar un partido de playoffs, el mismo año en que se alzaron campeones de la NFL tras superar a Carolina por 24 a 10 en la final de la Superbowl.

UN 'CONTRATAZO' DE RÉCORD

Antes de empezar la temporada, Russell Wilson y Denver Broncos acordaron una extensión de contrato de 5 años por un valor de 245 millones de dólares. Sumado a los dos años de contrato que le quedaba en Seattle, quarterback y franquicia estarían  ligados hasta 2028, año en que el jugador cumplirá 40 años.

Más allá de las rondas de draft de alto valor que Denver envió a Seahawks junto a otros dos jugadores que completaron el intercambio, los de Colorado convirtieron a su nuevo quarterback como el segundo mejor pagado de la NFL. Tan solo el dos últimas veces MVP de la liga Aaron Rodgers, con 50.3 millones por temporada, cobra más que el ahora jugador franquicia de Broncos.

Por detrás suyo, están los contratos de Kyler Murray (46,1 M) y Deshaun Watson (46M), jugadores con dudas dentro y fuera del campo respectivamente, y en cuarto y quinto lugar se encuentran Mahomes (45M) y Josh Allen (43M), dos de los mejores mariscales de campo de la NFL.

El acuerdo de Wilson es sin duda el más cuestionado del Top-5 de la liga. El bajón de rendimiento en sus dos últimas temporadas en Seattle, algunas lesiones y sus casi 34 años pusieron los focos en la franquicia de Denver y su decisión de apostarlo todo a una carta. 

La realidad es que Broncos necesitaba convertirse cuánto antes en un equipo aspirante y Russell parecía la pieza que faltaba para completar un puzle que aspiraba a llegar lejos en postemporada. Nada más lejos de la realidad.

LOS DATOS QUE ATEMORIZAN A BRONCOS

A pesar de los buenos presagios, parece que nada ha encajado en Denver en una temporada donde las expectativas eran muy altas. Demasiado quizás. El ataque de Broncos ha sido desastroso y su quarterback, Russell Wilson, se ha mostrado incapaz de liderar una ofensiva llena de talento.

Tras diez jornadas disputadas, el quarterback reúne unos paupérrimos guarismos que lo sitúan como uno de los peores de toda la liga en eficiencia. Wilson ha conseguido 2.369 yardas, el número 17 entre los QB, y tan solo ha lanzado 8 (!) pases de touchdown, que lo colocan como el mariscal de campo número 28 en esta estadística. 

Una de las métricas que estudia mejor el rendimiento de un quarterback es el conocido ‘Quarterback Rating”, un baremo que va de 0 a 100 y resume a la perfección la eficiencia de un jugador de esta posición, fundamental para su equipo.

El de Broncos se sitúa como el tercer peor quarterback de la competición según esta estadística, con un ‘QBR’ de 32.3, con tan solo Davis Mills y Baker Mayfield por detrás suyo.

Otra de las métricas que evidencian el mal rendimiento del Russell  son los puntos contribuidos por un quarterback. En su caso es de 21 puntos negativos, una cifra que contrasta radicalmente con quarterbacks 'promedio' de la liga como Daniel Jones, que promedian 11.7 puntos positivos en esta estadística.

Russell Wilson no tan solo está muy por debajo de su nivel sino que se sitúa como uno de los peores de toda la NFL. El ataque de Broncos es el número #32 en puntos por partido, mientras que la defensa es la tercera que menos puntos encaja por encuentro. 

El antagonismo entre las dos unidades del equipo parece estar caldeando el ambiente en el vestuario, y el pasado fin de semana nos dejó una imagen inverosímil, donde Purcell, defensor de Broncos, se encara con Russell en línea de banda en pleno partido. 

Y AHORA, ¿QUÉ?

El futuro de Broncos no es para nada esperanzador ahora mismo, con un vestuario aparentemente roto entre las unidades ofensivas y defensivas y un entrenador jefe, Nathaniel Hackett, que se ha mostrado incapaz de arrojar un poco de luz en la inmensa oscuridad que predomina en Denver.

La salida de Bradley Chubb del equipo el pasado cierre de traspasos, uno de los mejores defensores de toda la NFL, ya nos indicaba qué camino estaba eligiendo la franquicia. Si la temporada hubiese salido como se planeaba, Chubb sería intocable en el esquema, pero vista la situación, se decidió traspasarlo a Miami a cambio de una primera ronda del próximo draft, junto a otros activos.

Con este intercambio, Denver recupera parte del valor de Draft que dejó ir cuando adquirió a Wilson, en donde fueron traspasadas las dos primeras y las dos segundas de los drafts de 2023 y 2024. 

Pese a esto, la primera ronda que posee Seahawks vía Denver es ahora mismo el pick 3, una elección de valor incalculable vista la camada de quarterbacks universitarios que vendrá en 2023.

Más allá del capital de draft, Denver deberá lidiar con el ‘contratazo’ que le firmaron a Wilson hace unos pocos meses. El impacto salarial del quarterback no superará los 22 millones la próxima temporada, pero en 2025 alcanzará los 55 millones, una cifra que, de no revertirse la situación en la franquicia, podría convertirse en el peor contrato jamás firmado en la historia del deporte estadounidense.

Toda esto no son más que simples especulaciones, pero ponen sobre la mesa las situaciones a las que se enfrentan las franquicias de la NFL cuando deciden ligarse a jugadores mediante contratos arriesgados y con muchos ceros de por medio. Aun es temprano para evaluar el acuerdo de Wilson, pero en Estados Unidos ya han saltado las alarmas.

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