Historia SPORT

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Ayrton Senna: 30 años de soledad

La Fórmula 1 se enfrentó hace 30 años a la mayor tragedia de su historia, la muerte del piloto más carismático y querido de la parrilla

Un auténtico ídolo de masas que dejo un vacío imposible de llenar

Ayrton Senna, al volante de uno de los monoplazas que pilotó

Ayrton Senna, al volante de uno de los monoplazas que pilotó / EFE

Laura López Albiac

Laura López Albiac

1 de mayo de 1994, 14:17 horas. El silencio más absoluto se apodera de las tribunas del Autodromo Enzo e Dino Ferrari de Imola. Las primeras asistencias llegan a la curva Tamburello. Ayrton Senna, tricampeón del mundo, permanece inerte en el habitáculo de su Williams-Renault FW16. No hay certezas, pero todos se temen lo peor.

El Gran Premio de San Marino ya había comenzado con drama. El austríaco Roland Ratzenberger falleció durante la clasificación, tras estrellarse en la curva Gilles Villeneuve. Además, Rubens Barrichello salió vivo de ‘milagro’ de otro pavoroso accidente en la variante Bassa durante los entrenamientos. 

Ese domingo 1 de mayo, día de carrera, Senna se despertó a las 7.30 de la mañana en su suite del Hotel Castello. Había dormido mal, sobrecogido por la muerte de Ratzenberger. Su helicóptero le esperaba para trasladarle al circuito, donde horas antes había presenciado cómo se llevaban al hospital al piloto austríaco, ya en muerte cerebral tras un violento impacto a 310 km/hora. Incluso había tenido oportunidad de examinar el Simtek S941 destrozado.

Senna se desmoronó cuando Sid Watkins le comunicó la terrible noticia. Años después, en su libro 'Life at the limit', el célebre cirujano de la F1 relató uno de los episodios que atenazan la memoria de los millones fans del astro brasileño: “¿Por qué no lo dejas mañana? No salgas a correr…tienes tres títulos, eres el mejor, déjalo todo y vete a pescar, retírate definitivamente”, le sugirió. La respuesta de Senna, lacónica, dejó helado al doctor: “Hay ciertas cosas sobre las que uno no posee el control. No puedo dejarlo ahora. Debo seguir”.  

Ayrton también le había confesado a su novia que no se veía con fuerzas de seguir y que durante la noche decidiría si iba al circuito o se quedaba en el hotel. Fue como un presentimiento.

Tamburello, la curva maldita

Se acercaba el momento de la salida y las gradas estallaron en una ovación a Gerhard Berger, piloto de Ferrari. Senna se giró hacia su ex compañero en McLaren para dedicarle la que sería su última sonrisa. Cuando se apagaron los semáforos, los monoplazas de JJ Lehto y Pedro Lamy se tocaron y tuvo que salir a pista el coche de seguridad

Senna se impacientó y salió disparado cuando la carrera se relanzó en la sexta vuelta. En la séptima, su Williams no trazó la curva Tamburello sino que salió de la pista en línea recta, a 305 km/hora. El golpe contra el muro de cemento fue brutal, a 218 km/h. La rueda delantera derecha se desprendió y golpeó su casco, mientras que un brazo de la suspensión le atravesó la visera, ocasionándole fracturas en el cráneo con pérdida de masa encefálica.

Los médicos del circuito tuvieron que hacerle una traqueotomía en la pista. Aunque todo apunta a que sufrió una muerte instantánea, el helicóptero le trasladó a la Clínica Maggiore de Bolonia, donde permaneció en coma inducido hasta que se certificó su muerte pocas horas más tarde, a las 18:05.

Se marchó para siempre el piloto que cambió la historia de la Fórmula 1 y el que más profunda huella ha dejado entre sus seguidores. El ‘mago’ de las vueltas rápidas imposibles, el gladiador de las luchas cuerpo a cuerpo, el triple campeón del mundo que se fue sin poder pelear por más.

Senna fue enterrado, con honores de jefe de Estado, en el cementerio de Morumbi en su Sao Paulo natal y aún a día de hoy miles de seguidores peregrinan hasta su tumba para dejar sus muestras de respeto y admiración. Entre ellos Lewis Hamilton, que cada vez que viaja a Brasil le visita y le dedica sus oraciones. Senna siempre tuvo claro que quería acabar su carrera en Ferrari y es una de las razones que han impulsado a Lewis a fichar por la Scuderia en 2025.

La causa del accidente

En un primer juicio para aclarar las causas del accidente, en Italia, no se logró acreditar técnicamente la responsabilidad del director técnico de Williams Patrick Head. Trece años después, el tribunal de apelación de Bolonia reabrió el proceso y declaró a favor de la organización deportiva de Imola, en ausencia de los representantes de Williams. Finalmente, en 2007, la Corte de Apelaciones dictó sentencia considerando que la columna de dirección, mal modificada por el equipo debido a que Senna no estaba cómodo con el volante, fue lo que provocó el fatídico desenlace. Head no fue condenado porque el delito había prescrito.

Adrian Newey, diseñador de aquel Williams, sigue sin aceptar esta teoría. El genial ingeniero británico suele decir que se siente “responsable, pero no culpable” del accidente. “De lo que me siento culpable no es un posible fallo de la columna de dirección, porque ese no es el caso, sino porque me equivoqué en la aerodinámica del coche”, lamenta.