La segunda juventud del abuelo Barrichello

Se ha reivindicado por todo lo alto y de no contar para nada se ha convertido en un serio aspirante al título

Josep Viaplana

Lágrimas de emoción, propias de un debutante, para un Rubens Barrichello que esta temporada se está cobrando una revancha tras otra, después de estar a punto de quedarse sin coche.

Superó el mito del apellido Senna para conducir el Brawn GP, se rebeló ante la 'tiranía' de Jenson Button y después de ganar en Valencia se atreve a pensar en el título de Fórmula 1.

Tiene 37 años, 282 Grandes Premios a sus espaldas y 17 temporadas en este 'Circo', pero pocas veces se ha visto tan feliz al apreciado Barrichello como en Valencia, donde bailó y lloró como un niño. "Estoy vivo, siempre hay que creer en uno mismo, soñar. Estoy haciendo un buen trabajo, sería genial ganar el campeonato", dijo ya la víspera de la carrera. Rubinho parece dispuesto a acallar bocas. En diciembre, Honda anunció que dejaba la F1 y le dieron el finiquito. Confirmada a última hora la continuidad del equipo, Ross Brawn se decantó por él en lugar del mediático Bruno Senna, sobrino del legendario Ayrton. Su experiencia era valiosa.

Brawn GP se erigió en la sorpresa de la F1, dominando el campeonato contra pronóstico. Pero era Jenson Button quien sumaba triunfo tras triunfo. En mayo, después de la carrera de España, en el que fue segundo detrás de Button, Barrichello se rebeló. Quería desprenderse ya del estigma de 'segundón' que le persigue, sobre todo desde que en 2002, en el GP de Austria, tuviera que dejar pasar a Michael Schumacher.

Rubinho vivió la era de oro de Ferrari, al lado de Schumacher, campeón mundial cinco veces seguidas, de 2000 a 2004. El brasileño, que nunca tuvo una relación fluida con el alemán, aceptó sin rechistar su papel y estuvo en Maranello seis años, hasta 2006. Adelantó a Button en Montmeló. Iba directo a su primer triunfo, pero una estrategia de tres paradas por dos del inglés le arruinó la victoria. "No seguiré otra vez ninguna orden de equipo. Lo dejo claro ahora para que todo el mundo lo sepa", amenazó. Tras la carrera de Alemania también saltaron chispas. No se resigna a ser una comparsa.

Ganó en Valencia cinco años después del GP de China 2004. Se desquitó el día en el que sin el accidentado Felipe Massa ni el despedido Nelson Piquet era el único brasileño en la parrilla. Y consiguió el triunfo número 100 para su país en la historia de la Fórmula 1. "El año pasado todos pensaban que sería mi última temporada. Les he demostrado que no es así. Quiero seguir. Todas las posibilidades están abiertas. Hablo con todos", dijo el piloto, que antes de la irrupción de Luca Badoer era el 'abuelo' del paddock.

<font color=""FF0000""><b>CUELGA TUS PROPIAS FOTOS Y VIDEOS EN 'OBJETIVO SPORT'</b></font>