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Entrevista | Alfredo Relaño Autor de '366 (y más) historias de los Juegos Olímpicos que deberías conocer'

Alfredo Relaño: "Los Juegos Olímpicos son imprescindibles para la humanidad"

El periodista, presidente de honor del diario 'As', publica ‘366 historias (y más) de los Juegos Olímpicos que deberías conocer’ (Espasa)

A 100 días del estreno de los JJOO de París, Relaño repasa lo mejor y lo peor de la historia olímpica, sus grandes mitos y su momento más icónico

El periodista Alfredo Relaño

El periodista Alfredo Relaño / ALBA VIGARAY

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Hace aproximadamente un año y medio, el periodista Alfredo Relaño (Madrid, 1951) se embarcó en una aventura apasionante: sumergirse de lleno en la historia de los Juegos Olímpicos. El resultado es ‘366 historias (y más) de los Juegos Olímpicos que deberías conocer’ (Espasa), un recorrido minucioso pero muy ameno sobre la historia de la mayor competición deportiva del mundo. El método de Relaño resulta realmente agradable: pequeñas piezas que el lector disfruta a sorbitos.

¿Cómo nace la idea del libro?

Ahora tengo más tiempo libre y puedo dedicarme a lo divertido del periodismo, investigar y escribir. Al principio me asusté un poco por la magnitud del reto, pero lo cogí con ganas. Yo nunca he dominado la historia de los Juegos como otros deportes, el fútbol, el ciclismo o el boxeo, que siempre ha sido mi trilogía clásica de deportes. La investigación es más fácil hoy en día; desde casa puedes consultar la hemeroteca de muchos diarios. Hablé con mucha gente que ha vivido muchos Juegos de primera mano. Y pude entregar el manuscrito antes de lo previsto.

¿Cuál es la mayor sorpresa que te has llevado en este recorrido?

Yo diría que la del húngaro Karoly Takacs. Era sargento del ejército. No le habían dejado ir a los Juegos de 1936, a pesar de que era el mejor tirador del ejército, porque Hungría no enviaba a nadie que no fuese oficial. Y durante la guerra perdió la mano derecha, en un accidente con una granada. Era diestro, pero se aplicó enormemente para aprender a tirar con la mano izquierda, y lo consiguió. Fue campeón olímpico en 1948 y en 1952, obviamente tirando con la izquierda. Es un ejercicio de voluntad que me sorprendió mucho.

París acogerá los JJOO en 2024

París acogerá los JJOO en 2024 / EFE

Los JJOO fueron un empeño casi personal de Pierre de Coubertin. Sin él, los Juegos no existirían, aunque también tuvo sus puntos oscuros.

Sí, sobre todo porque nunca creyó en el deporte femenino. Decía que el papel de la mujer debía limitarse a sonreír a los vencedores. Empezó admitiendo que las mujeres jugasen al tenis, o que practicasen tiro con arco. Pero por ejemplo se negaba a que practicasen natación, por aquello de tener que hacerlo obligatoriamente en bañador. Tuvo que tragar en Estocolmo 1912 porque los suecos insistieron. Conviene recordar que era la época en la que las sufragistas peleaban por los derechos de la mujer. Ha sido, y sigue siendo, una pelea dura, aunque en los últimos Juegos, los de Tokio, ya casi se alcanzó la paridad. 

El empeño olímpico arruinó a Coubertin.

Gastó toda su fortuna en impulsar y mantener los Juegos: viajes, estudios, simposios, etc. Sus dos hijos tuvieron graves problemas de salud y también gastó mucho dinero en clínicas. La sede del COI está en Lausana porque después de la Primera Guerra Mundial, cuando su situación ya empezaba a ser delicada, la ciudad le ofreció un palacete para vivir. Al principio, la sede del COI era itinerante, pero a partir de esa decisión, se instaló en Lausana. Pero Coubertin se fue quedando solo y aislado. Entregó su vida a la causa.

Desde la perspectiva actual cuesta entenderlo, pero durante muchos años, el 'amateurismo' era ley: cualquier atisbo de profesionalismo en los deportistas se castigaba muy duramente.

El deporte se consideraba algo educativo, relacionado con lo religioso. Y por eso se consideraba deshonroso cobrar por hacer deporte. Hay otro factor importante: el deporte era propio de clases privilegiadas, que no necesitaban cobrar por hacer deporte. Y a los burgueses no les interesaba que las clases populares accedieran a esos privilegios. Los trabajadores pasaban horas y horas trabajando y luego, en el tiempo libre, hacían deporte. Había algo de clasismo ahí. Si las clases trabajadoras se liberaban a través del deporte, para los burgueses no era buen negocio, o al menos eso pensaban ellos. 

"Coubertin se fue quedando solo y aislado. Entregó su vida a la causa olímpica"

La mítica protesta de Carlos y Smith en 1968

La mítica protesta de Carlos y Smith en 1968 / COI

Ser deportista era poco menos que una hazaña. Y competir en unos Juegos, una odisea.

Esta circunstancia explica que en las primeras ediciones de los Juegos, apenas hubo deportistas que repetían. Iban a los Juegos, pero luego tenían que ponerse a estudiar o trabajar. Salvo que fuera un profesional encubierto de alguna forma, era imposible que un deportista enlazase cuatro Juegos. En algunas ocasiones se hacía la vista gorda con los deportistas que cobraban, pero en otras no. El esquí, por ejemplo, dio muchos problemas, porque muchos de los esquiadores que participaban en los JJOO eran profesores de esquí. Y además, las marcas ya estaban entrando fuerte y algunos cobraban por llevar determinadas marcas. Luego las marcas entrarían fuerte en el atletismo o en la natación, como cuando Mark Spitz fue a recoger las medallas con las zapatillas deportivas en las manos.

"La deuda de los Juegos de 1976 estuvo pagándose durante casi 40 años a través de los impuestos del tabaco"

¿Cuál ha sido el peor momento en la historia de los Juegos?

Montreal, en 1976, vivió una pesadilla: al ser una ciudad francófona, el resto de Canadá, la parte anglófila, no aportó ni un duro. Tampoco la provincia de Quebec, cuya capital es Montreal. Eligieron a un arquitecto francés para desarrollar el proyecto, para enfado de los arquitectos locales. Tuvieron muchos problemas de huelga en las obras, y para colmo, China estuvo a punto de boicotear los Juegos por el tema de Taiwán, y Canadá estuvo a punto de romper la carta olímpica, que dicta claramente que el país anfitrión no puede sufrir ninguna injerencia política. Sobrevino el boicot de muchos países africanos, molestos porque la selección de rugby de Nueva Zelanda había hecho una gira por Sudáfrica, país que mantenía el ‘apartheid’. Económicamente, fueron un mal negocio: la deuda de esos Juegos estuvo pagándose durante casi 40 años a través de los impuestos del tabaco.

Una d elas medallas de oro entregadas en los últimos JJOO

Una de las medallas de oro entregadas en los últimos JJOO / Olympics.org

¿Y el mejor?

Me gustaron mucho los Juegos de Barcelona. Todo fue muy bien. No hubo una gran estrella, más allá del Dream Team de baloncesto, que por cierto no tuvieron una actitud muy olímpica. No fueron a la villa, se alojaron en un hotel de lujo en el centro y pedían continuamente hamburguesas para llevar. En lo deportivo, eso sí, fueron un equipo glorioso. En general, todo en Barcelona’92 salió muy bien.

¿Quién es el gran deportista de la historia olímpica?

Si tuviera que quedarme con uno, te diría Jesse Owens. Ganó cuatro medallas de oro y batió varios récords mundiales, en un momento en el que ser negro era muy complicado. Durante muchos años, los atletas negros viajaban segregados, no se mezclaban con los estadounidenses blancos. Existe la leyenda de que Hitler se negó a saludarlo, aunque en realidad, a Hitler lo que le pidieron es que si saludaba a los ganadores alemanes, también tendría que hacer lo mismo con el resto de países, y lo que hizo fue dejarse ver menos en el estadio. Durante esos quince días, a pesar de que en Alemania ya se empezaba a perseguir a los judíos, Hitler intentó vestirse con piel de cordero. Y Jesse Owens decía que en Berlín había podido comer en un restaurante, algo que en su país tenía prohibido. Algunos aseguran que Carl Lewis es el mejor atleta de la historia olímpica, pero yo lo pongo en duda. No batió ningún récord del mundo en unos Juegos, en 1988 ganó por descalificación de Ben Johnson y también a él se le detectaron sustancias prohibidas, pero convenía protegerle.

"Jesse Owens decía que en Berlín había podido comer en un restaurante, algo que en su país tenía prohibido"

Momentos icónicos ha habido muchos.

La imagen más icónica de la historia de los Juegos es la del puño alzado de Tommie Smith y John Carlos en 1968. Hay que ponerla en contexto, porque poco tiempo antes habían asesinado a Malcolm X y a Martin Luther King. Fue un suicidio deportivo, y casi real: a la vuelta a EEUU, les podrían haber asesinado.

Cobi, mascota de los JJOO de Barcelona

Cobi, mascota de los JJOO de Barcelona / Olympics.org

Durante mucho tiempo, el papel de España en los JJOO fue absolutamente residual. Ahora ya no.

Durante muchos años, España no tuvo verdadero interés en los Juegos. Era un país taurino. El deporte se veía como una cosa extranjerizante y rara. Durante el franquismo fuimos más bien pobres y paletos. Los aficionados lo eran a la trilogía clásica: fútbol, ciclismo y boxeo. Y apenas se practicaba deporte. Cuando Samaranch se hizo cargo de la delegación de deportes, intentó impulsar la práctica deportiva con un lema, ‘contamos contigo’. En la transición sí que se empezaron a crear instalaciones deportivas. Para entonces, Catalunya llevaba años de ventaja, siempre estuvo más cerca del deporte: todo lo que sucedía en deporte en España, más allá de la trilogía clásica, procedía de Catalunya. Tenis, natación, atletismo, etc, quizá por la influencia francesa o por una mirada más europeísta. Los primeros españoles que fueron a unos Juegos Olímpicos eran cuatro regatistas catalanes.

¿Cuándo se produce el gran ‘clic’ en el deporte español?

Todo cambia en la transición. Hasta ese momento, el intelectual de izquierdas tenía secuestrado cierto discurso que menospreciaba el deporte. Pero a partir de los años ochenta, empezamos a mirar el deporte de forma muy diferente, incluso como símbolo de desarrollo y de salud económica de un país. Todo esa sensación culminó en 1992. Hubo 22 medallas. Demostramos que podíamos organizar unos Juegos. Habíamos enterrado por fin la época gris del franquismo.

La historia de los Juegos está plagada de mitos

La historia de los Juegos está plagada de mitos / Olympics.org

"A partir de los años ochenta, empezamos a mirar el deporte de forma muy diferente, incluso como símbolo de desarrollo y de salud económica de un país"

Madrid luchó mucho por ser ciudad olímpica y no lo logró. Ahora, en cambio, parece que las ciudades ya no se pelean por ser sede de unos Juegos.

Ha vuelto a extenderse la sospecha de que los Juegos cuestan mucho dinero, por eso hay cierta falta de vocación en las ciudades. Hay quejas porque muchos tienen la sensación de que los Juegos molestan, o van a crear gentrificación y un cierto impacto ecológico. Incluso en 1992 hubo gente en contra de los Juegos de Barcelona, muchos presumían de que no iban a estar en la ciudad durante los Juegos, y luego se arrepintieron.

"Ha vuelto a extenderse la sospecha de que los Juegos cuestan mucho dinero"

¿Qué futuro tienen los Juegos Olímpicos?

Les auguro un buen futuro. Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se admite a los derrotados en el conflicto, los Juegos alcanzan velocidad de crucero. Los Juegos Olímpicos son imprescindibles para la humanidad. Lo que no me convence demasiado es esta tendencia del COI a admitir deportes y luego excluirlos del programa, como el ‘breakdance’ en París. Suena al sabor del mes en una heladería durante el verano; el COI no debería dejarse llevar por ciertas modas pasajeras. Me preocupa también el atletismo, creo que ha perdido tirón entre la afición. Coe y Ovett, por ejemplo, salvaron los JJOO de Moscú con sus duelos en la pista. Bolt ha sido un fenómeno impresionante, pero ahora andamos un poco huérfanos.